jueves, 14 de abril de 2011

La Ciudad de los Ángeles Caídos: Capitulo 3

La llamada de la noche: Reencuentro con el pasado

La luna brillaba única y radiante despejando solo por una noche toda sombra sobre la capital maldita, sin preferencias ni distinciones cortaba de raíz la oscuridad más arraigada bañando de pureza los suburbios más profundo; las estrellas en sintonía se unían acompañando a la dama plateada creando alrededor un fino aro de magnifica belleza olvidando ocupar el resto del cielo. Una verdadera noche de poetas y de artistas nacía dentro de otra ya creada
Al otro lado de la ciudad, la urbe aun se resignaba a descansar. Ignorando por completo la belleza regalada en el exterior, la gente se refugiaba en oasis de humo, música y oscuridad marcados con grandes carteles de neón pero mas allá de eso aun había mortales capaces de disfrutar ese cielo de ensueño; no muy lejos un tímido reflejo encuentra finalmente una ser capaz de admirarlo, afuera de un olvidado bar una bella mujer posa sus ojos en ese calido haz de luz para avanzar finalmente con su mirar hacia la magnifica escena
– “Hermosa noche para morir” susurró delicadamente con sus finos labios –“Talvez finalmente sea tu día, galán” expresó volviendo nuevamente su atención hacia la ventana que acechaba. Detrás de los ensombrecidos vidrios se montaba un curioso espectáculo donde el anfitrión, viejo conocido ya, y un antiguo aparato eran los protagonistas.
Las luces parecían apagadas dentro dejando como única fuente de iluminación una vela algo gastada sobre la mesa de pool, se podía observar a Gabriel quien yacía sobre un sillón hablando tranquilamente, tenia su cabeza inclinada apretando entre hombro y oreja el tubo del teléfono mientras dejaba sus manos libres para jugar con el cable enrollándolo al tiempo que sostenía una copa de güisqui con la zurda. Oscilando entre la barra y el sofa término por ponerse de pie para encontrar cómodamente con los ojos el reflejo que le devolvía un espejo de pie en el fondo de la habitación, este le indico no solo lo cómicos de sus gestos al hablar sino también varias arrugas en la fina camisa violeta que vestía.
A pesar de mantener su atención dividida en estas acciones parecía realmente concentrado en la conversación respondiendo fluidamente, dejando a la vista que disfrutaba de esa lejana compañía con la cual intercambiaba varias palabras.
A pesar de su interés la escena poco duro dándose por finalizada con un repentino “Crack” proveniente del teléfono luego de colgarlo de manera poco delicada. El tubo bailo unos instantes aunque el ruido se extendió más de lo previsto antes de caer en su respectivo lugar. Una leve mirada iracunda asomó solo para verse tapa rápidamente por un ápice de culpa en Gabriel al recordar cuanto costo conseguir un teléfono clásico de los años veinte hoy en día, entre susurros y sorbos el alcohol comenzó a distenderse hasta lograr ser el locutor de un extenso monólogo entre él y su preciado aparato color mate
– “Palabras mas palabras menos, parece que hoy no se encontraba de humor la señorita Aléïn” - respondió a si mismo mientras parecía dar vueltas sobre su hipotesis durante el tiempo que alcanzo a devolver a su lugar original el viejo teléfono
“Lo siento amigo, pero hoy no es el día perfecto para una reliquia del pasado exclamo sin animo al otro lado de la barra pero su interlocutor parecía no responderle – “Tu sabes, me retire en mis años dorados, fui el mejor de este siglo un mito hecho realidad, aun añoro esas épocas“ pero no encontró las palabras de consuelo que buscaba, parecía estar lo suficientemente ebrio y deprimido para olvidar que se dirigía al teléfono
La situación se extendió un largo periodo de tiempo, digamos Botella y media después el joven finalmente se sintió aliviado luego de compartir con lujos de detalles antiguas anécdotas con su oscuro nuevo oyente; ya algo exhausto se recostó en un cómodo sillón no sin antes servirse otra copa, esta vez llevaba algo de ron, limón y lo había cortado con el contenido de una botella de etiqueta ya olvidada dando así un liquido de exquisito aroma y extraño color; “Dulces sueños” podría haberse llamado ese trago ya que borro de su cabeza toda ideas relajándolo por completo, luego de unos cuantos minutos se encontró cobijado en un profundo y renovador sueño pero para su mala fortuna éste no duro tanto como hubiera querido.

Hora mas tarde
Un delicado y súbito estallido lo eyecto sin escalas a la realidad, todo era mas que confuso, parecía encontrarse en su bar pero nada podía ver ya que los vidrios sucios repelían parte de la luz dejando a la oscuridad como dueña de la sala, mientras el sonido solo se limitaba al transito nocturno por las calles cercanas, el cual por cierto se potenciaba por mil en su cabeza. Bajo sus pies yacía su copa vacía y rota por culpa del sueño, 3:47 Am indicaba su reloj señalándole el tiempo que había caído dormido y mostrándole con un minúsculo reflejo en su vidrio a una silueta a pocos pasos.
– “Si existe algo que no desprecio de ti es tu instinto, no importa en el estado que estés él siempre aparece en el momento oportuno para indicarte peligro” – ante las palabras Gabriel giro rápidamente (movimiento que causo un leve mareo en su cuerpo) mientras intentaba torpemente desabrochar su arma del tobillo y corría el seguro- “No se que pretendes con eso pero sabes que no funcionara conmigo” respondió una mujer oculta en la penumbra
Gabriel se tomo unos segundos para analizar las palabras y su siguiente acción; su cuerpo, el cual le gritaba peligro hasta hace segundos, ahora se veía subyugado ante la ese tono de voz extremadamente seguro y un tanto seductor que sonaba extrañamente familiar. Segundos en silencio pasaron hasta que las sospechas se confirmaron cuando ella saco lentamente su encendedor a bencina para prender un cigarrillo, ahí a la débil y amarillenta luz pudo distinguir a la mujer que le había quitado el sueño en el pasado.
- Qué tanto pensar, Cariño, ¿Acaso te has olvidado de mí en estos años?
Ella era la dueña una voz sensual y atrapante que en otros tiempos lo arrastraba a la fantasía; sabía que no podía hacer nada contra esa musa asi entonces guardo su arma y se situó nuevamente cómodo en su asiento, trago de promedio respondió:
– “Bienvenida a mi humilde hogar Selene, Vamos acércate, tomemos algo para rememorar los viejos tiempos. Con confianza”- anuncio despreocupadamente el joven con ese tono tan particular que lo hacia difícil de rechazar.
Desde la sombras emergió sin previo avis una elegante dama quien se acerco a la vela ya apagada para brindarle nuevamente luz a la habitación, la oscuridad que comenzó a menguar abrazo dulcemente a Selene; Su hermosa piel morena se mantenía oculta bajo un pantalón de vestir oscuro y una camisa blanca remangada cuales marcaban sutilmente su delicado cuerpo mientras sus ojos oscuros y exóticos se encargaban de barrer orgullosos todo a su paso. Ella era dueña de un mirar completamente cautivante y desafiante a la vez, eso junto con su cabello azabache graciosamente recogido sobre su hombro devolvieron un recuerdo perdido y olvidado en la piel de Gabriel
Volviendo a la propuesta la joven se limito a decir – “Acepto, Sr. ¿Por que no? la clausula“No puedo matar a quien amé una noche” me proteje… que conveniente. Hace ya unos años que me confesaste esas palabras y en ese momento casi te cuesta la vida, me siento aliviada sabiendo que no has superado ese problema. Deberías ver a un psicólogo, me sorprende que te hayas mantenido con vida tanto tiempo arrastrando esa estupida afeccíon… en fin donde era que guardabas esa botella…”- expreso mientras mientras buscaba dos copas y un licor amarillento escondido en la barra.
Como un espejismo o una ilusión difícil de creer, a los ojos de Gabriel ella seguía brillando con la misma intensidad que la primera vez que la conoció, conservaba inmutable esa llama bajo su piel capaz de incinerar todo a su alrededor o dejarlo cautivo de una fantasía por siempre.
Sin prisa Selene se acerco donde se encontraba el caballero, cedió una copa al anfitrión para luego terminar sentada en un sillón contiguo
–“ Por que brindamos hoy?” preguntó Selene
– “Tu dime, es mi ultima noche?” respondió decidido Gabriel mientras clavaba sus mirar en el de ella
– “No Querido, a menos que no te encuentres de humor para hablar”
– “Entonces brindemos por nuestro pasado, el cual fue especial por poco que haya durado, en cuanto a lo de charlar cómodamente accedo con gusto”
– “Elijes bien tus palabras, pero debo corregir lo de charlar por intercambiar información. Te recuerdo que ahora soy tu enemiga y si te quisiera muerto ya lo estarías” le confeso, con ese tono desafiante y sincero que bañaba cada una de sus palabras, estas dieron de lleno sobre el rostro de Gabriel generando una mueca de desagrado en el rostro de joven; dándose cuenta del daño que le había generado y considerando el aprecio que aun sentía, Selene se levanto lentamente acercándose mas a él al tiempo que pasaba su brazo detrás del cuerpo de su antiguo amante mientras le susurraba de manera algo infantil
– “Lo siento, no quise ser tan dura contigo. Déjame reconfortarte” segundos después se encontraban abrazados, Selene se había dejado caer graciosamente sobre el sillón donde yacía Gabriel rodeando al apuesto caballero con sus delicados brazos mientras apoyaba la cabeza sobre su pecho, él no pudo rechazar el contacto y como acostumbraba en el pasado la envolvió con sus brazos fuertemente como si temiera que desaparezca de momento a otro
Sus mentes viajaron a un lugar lejano, un lugar enterrado en sus corazones en el cual surgían recuerdos casi olvidados mientras revivían profundos sentimiento encontrados entre ambos, ella pudo ver como si fuera ayer al elegante joven que había conocido hace años y del cual se había enamorado, quien la protegía frente a todo mal (y sobretodo de ella misma) sin importar que; en sintonía Gabriel sintió a la chiquilla rebelde y caprichosa que alegraba sus días mas grises con una mera sonrisa.

Ambos eran concientes que mientras mas prolongase esa situación mas dolor generaría pero olvidando cualquier razón así permanecieron largos minutos que, luego de tantos años alejados, parecieron demasiado cortos
– “¿Por que sigues trabajando para el gremio a pesar de todo lo que hacen?”- Pregunto el dolido hombre, rompiendo bruscamente esa onírica fantasía en la que flotaban , Ella reuniendo el valor necesario para responder se tomo unos segundos
– “Ellos tienen a mi hermano” dijo, sus manos se entrelazaron con las de Gabriel quien clavo su una mirada condescendiente sobre los tristes ojos de Selene –“Sino llego a contradecir alguna orden… tu sabes que le podría llegar a pasar”
Con un gesto protector la abrazo como en el pasado, con fuerza y seguridad tratando de brindarle una falsa seguridad que la consuele de de momento. El dolor de ella le partía el corazón y no hacia más que llenarlo de dudas así que antes de morir ahogado en ellas menciono esas simples palabras que se había cuestionado desde el mismo momento que la vio hoy y habían costaron demasiado en salir a la luz hasta el momento
– “¿A que has venido Selene?” preguntó aunque a estas alturas ya había imaginado la respuesta. Ella, forzando su tono emitio una voz tan firme como la ultima capa de hielo que resiste a la primavera – “Mi misión es acabar con Aléïn Varaléïn Viridar alias Cuervo sangriento, dime donde esta”.
Gabriel sin poder responder al pedido solo pudo susurrar de manera amarga –“Ohhh diosa caprichosa ¿Por que siempre mis castigos llegan con forma de mujer?”