viernes, 7 de septiembre de 2012

Esencia

Nunca antes había sido cautivado de tal manera, no fue una mujer ni un paisaje sino la noche misma quien destruyo y volvió a armar todo mi ser, no fui atrapado de manera parcial sino por completo, me encontraba preso en su fantasía, embriagado ante su indescriptible belleza y paralizado por su magnificencia. Hoy, días mas tarde, puedo decir que no me encontré frente a una escena perfecta, ordenada, sino nacida del propio caos, tan caprichosa como única, delicada como irreal.

Sucedió sobre el final de otro largo y decepcionante día, las últimas horas de oscuridad me encontraba volviendo a mi hogar una calida noche de invierno, tan etérea y ficticia como su naturaleza contradictoria.

Hasta ese entonces ver y mirar me parecían lo mismo, lo interesante sucedió cuando comencé a ver realmente, a centrarme sobre esos detalles que antes no significaban nada en lo absoluto pero intentare no adelantarme. En fin, estaba allí dejándome llevar por un camino que se casi se desplegaba sobre mis pies a fuerza de rutina mientras mi mente vagaba en “quien sabe donde”, no recuerdo sobre que rondaban mis pensamientos pero si el sentimiento que contraje, una sensación extraña, casi de expectación.

A partir de ahí la realidad y fantasía se mezclaron, no puedo asegurar hasta que punto mi historia es cierta pero a partir de allí se produce un quiebre, bajo una tenue luz blanquecina unas chispas danzantes aparecieron de la nada. Su origen fue incierto, no sabría decir si se trataba de un cigarrillo rodando por el suelo o simplemente algún efecto visual, pero sin duda había algo mágico allí; el viento, ausente hasta ese momento, tomó las pequeñas estelas para romper todo orden y pintar, con esos brillos anaranjados y caprichosos, lo que me pareció una puerta a otro mundo.

Mi cuerpo intentó seguir adelante pero mi alma había sido capturada por completo, ella había decidido sin mi consentimiento volverse un espectador. El tiempo se detuvo en medio la acto, dejando las hojas traídas por el viendo suspendidas por el aire, roto su destino de encontrar el suelo ahora decoraban el escenario con su castaño, contrastando espléndidamente con los pequeños destellos blancos del cielo y el azul profundo del mar estelar. No se aun como pero logre girar mi cuerpo pero no pude detener el movimiento, y así gire y gire para observar el mundo como una realidad más allá de uno y todos, mas allá del bien y el mal, similar a una pintura donde cada uno la interpreta desde su postura. La noche había roto las cadenas del orden y se presentaba ante mí con la única cara que nunca me compartió, su rostro lleno de mística belleza.

Hoy me encuentro liberado de ese transe, o mas bien exiliado, expulsado de esa fantasía. Conocí un significado profundo que se me escapa a las palabras, una sensación que seguiré buscando recontrar en cada tormenta de verano o ventisca de otoño, solo espero en algún momento poder reencontrarme con esa magia oculta que celosamente guarda al mundo.