El tiempo lo destruye todo, es mi única conclusión si comparo el ingenuo inicio de la historia con su siniestro desenlace. La medianoche se había presentado casi inocente a un convaleciente príncipe prometiéndole, tras demasiado tiempo, una pizca de esperanza; pero durante la posterior salida del astro las verdades se desenterraron tiñendo la fortaleza con el color de la tragedia.
Nadie lo sintió, ¿como podrían saberlo? los hilos solo se volvieron visibles cuando el reloj marcaba el fin de la inocencia, arrastrando así a sus protagonistas al abismo.
Fragmento encontrado entre las pertenencias del desaparecido Willburt Olfebris, 3 meses después del inicio de la guerra Arcadius/Esven
Silencio, un incomodo silencio se formaba cual densa niebla alrededor de ambos personajes. La habitación revuelta y vacía parecía demasiado grande para los dos, como si faltara vida en sus paredes, dentro de sus mentes costaba entender, pero no había otra conclusión, no había otra verdad; el príncipe escapó, y dada su condición actual no iba a durar muchos días sin su medicina. La única solución encontrarlo y cuanto antes, por su bien y el de la nación.
-“Dada la situación actual, no le será fácil escapar; con o sin ayuda. El concilio ha movido demasiados guardias y soldados para pasar desapercibidos; es un hecho que no podrá salir del castillo por el portón principal. Considerando eso seguramente deben tener algún tipo de plan…”- Pensaba para sus afuera Jedediah mientras Wilburt se enterraba mas en sus lamentos
-“Mi príncipe, mi pequeño príncipe… no puedo dejarte ir, por tu bien no puedes… ¡No debes!... “- Con un mirar decidido se acerco al caballero, tomando asi sus manos fuertemente -“Cuenta conmigo Señor Nigel, ¡haré todo cuando pueda y mas por traerlo nuevamente aquí!”
Jade lo observo por un instante, parecía la viva imagen de un nene inocente, un niño pelado, de brazos flacuchos y alargados pero un niño afín, y considerando la situación así fue como lo trato.
-“Ya pasará, todo saldrá bien”
El escenario había cambiado, ahora consejero y caballero se encontraban en la habitación de este ultimo revolviendo entre cajones y papeles
-“Juraría que lo vi por aquí… maldición, debería ser mas ordenado… ¡Aquí está!”- desplegando un viejo y gastado mapa sobre la mesita, recordaba que su padre le había entregado los planos del castillo hace un largo tiempo bajo la excusa “Por si las dudas”; nunca hasta ahora pensó que le seria útil en verdad.
El viejo papel revelaba redondeadas líneas sobre las torres, ángulos desafiantes sobre las esquinas, el castillo de Arcont era un baluarte inexpugnable, una gran fortaleza tanto estructural como funcional.
Los ojos de Jade bailaban de un lado al otro buscando un punto de escape, un error, la pregunta era “Si tuviera que huir con el heredero, ¿por donde lo haría?”. La respuesta llego luego de analizarlo una y mil veces, era la única solución posible.
- “La rejilla cerca del muro principal, al sur de la plaza. Se encuentra parcialmente oculta de los vigías por las barracas, es punto único donde solo se lo puede observar por un recodo en las murallas; además prepara una salida rápida a través del canal. Prepárate Wilburt, iremos allí”- pero el viejo no se movió, había algo que lo retenía en cuerpo y mente.
- “Un momento caballero Jade, seria imposible escapar por ese desagüe”- dijo de manera firme y segura -“Se ha sellado esa salida debido al flujo de agua y las grietas que se fueron generando durante el ultimo verano. Ha sido bloqueada tanto desde el interior como del exterior del castillo al comenzar la estación, es un error ir allí si me pide mi opinión”
Jade se detuvo en el acto volviendo a su lugar frente a la mesa, miro nuevamente el mapa por consiguiente observo el rostro del consejero, viejo y arrugado, talvez dentro de esa calva y blanca cabeza había algo útil después de todo; siguiendo su planteo anterior probó suerte
-“¿Como lo harías tu entonces?, ¿como te llevarías al heredero de una nación durante el tiempo que se mantiene un concilio?” Preguntó de manera algo burlona
esperando un “no se”, un “quien sabe”. Para su sorpresa obtuvo una mejor respuesta de la imaginada
“Mmm es bastante simple, utilizaría el truco de Ruicilda. La joven hada desprovista de poderes y confinada a una malvada torre, allí el gran cíclope Dulgor la obligaba a tejer día y noche lazos con los cuales atrapar su cena. Resulta que un día cansada de su ardua labor la prisionera juntó todos sus lazos para armar una soga tan larga que su extremo llegue al suelo”
- “Tu historia es demasiado fantasiosa para funcionar, solo un niño la tendría en cuenta…”
Súbitamente ambos se miraron con los ojos abiertos de par en par, estupefactos.
-“Esta historia que me has contado, sucede por casualidad…”
-“En el primer libro de la “Saga de Brhan, hijo de los dioses”. ¡El tomo faltante en la habitación del príncipe Eduard!”
-“¡Sígueme deprisa!”- y tomando así la mano de su compañero, ambos se echaron a correr por los pasillos del castillo
La brisa mecía los cabellos de Jarc quien asomando la cabeza por el ventanal de la torre imaginaba cuanto tardaría en encontrarse con el suelo si la idea de su compañero fallaba, ambos se hallaba en la torre mas alta del castillo donde uno de sus lados daba al exterior. Jarc se sentía realmente nervioso siendo así que no separaba la vista del príncipe Eduard quien a un costado separaba las diferentes prendas que cargaron desde la habitación, aquella que atadas podrán soportar el cuerpo de ambos y llevarlos a la libertad.
- “¿León, Realmente estas seguro que esto funcionara?”- pregunto el desconfiado moreno al ahora energético niño
- “Confía en mi, la clave esta en los detalles. La protagonista de esta fuga era una prisionera al igual que yo, la torre es descripta de manera muy similar a donde estamos ahora y la noche de su escape no había luna al igual que ahora. No pueden ser coincidencias…”
-“Salvando el pequeño detalle de que… ¡Este escape esta basado en un cuento de fantasía!”- exclamó Jarc ya algo alterado, había demasiado en contra y muy poco a favor
- “Esto no seria necesario si mi salvador en primer lugar hubiera venido con un buen plan de escape (mirándolo irónicamente), así que ayúdame si no quieres pasar el resto de tu vida atrapado en un calabozo mas alto que este”- con esa voz dulce y delicada que a veces podía ser clara e impetuosa, Eduard guió a Jarc en el trabajo como si lo hubiera realizado una y mil veces. Así continuaron hasta ser encontrados por los primeros rayos de la mañana cuando, para ese momento la improvisada soga estaba en condiciones de cumplir su cometido.
- “Es tiempo, debemos salir ahora antes de que el tímido reflejo en los cielos se vuelva una luz delatora. ¿Preparado pequeño?
- “¡Siempre!”
- “¡Alto ahí escoria, suelta al príncipe ahora mismo o juro que arrancare cada uno de tus miembros!”- gritó con orgullo Jedediah con una voz ronca y potente que marcaba claramente una promesa de dolor, se encontraba sobre el arco de la puerta impidiendo una posible huida, con su espada desenvainada y amenazante lista para la acción
Jarc se vio completamente sorprendido con la situación, lo habían descubierto y seguramente pronto llegarían mas refuerzos como el recién aparecido caballero, tanteo su cintura solo para darse cuenta que no llevaba su confiable arma. Pelear contra su enemigo de igual a igual no era una opción, así que tomo al pequeño príncipe del cuello y acerco una daga que sacó de su bota.
-“Sígueme el juego”- Susurro Jarc al oído del niño antes de gritarle Jade -“¡Sal de aquí, o juro que pintare las paredes con su sangre azul!”
El aire era tan denso que se podría haber cortado con un cuchillo, ninguno de los dos cedía un paso y el intercambio de palabras había cesado, esto continuo hasta que comenzó a escucharse el sonido de alguien corriendo por las escaleras cuesta arriba gritando
-“Su alteza, por favor. No escape de aquí, su estado de salud es muy grave y…”- Pafff!, Willburt se vio acallado tras chocar contra la espalda de Jade quien situado sobre la puerta abierta no se movió en absoluto, así el consejero conoció el suelo. Como un resorte se levantó y continúo con su habladuría.
-“Pequeño Eduard, por favor. No puedo dejarlo ir en su condición actual…”- pero se vio interrumpido
-“¿Eduard?, pero que demonios. Él es el príncipe León, heredero directo al trono…” dijo Jarc, claramente confundido
-“Es común que las mentes simples se sientan confundidas cuando la verdad se encuentra oculta entre sombras”- Aclaro un recién llegado, llevaba elegantes ropajes, junto con el cabello oscuro prolijamente peinado hacia atrás
-“Señor Albert Swiver, ¿que hace aquí?”- exclamo Jedediah reconociendo así al cuñado del Rey
-“Me encargo que la voluntad de su majestad se resuelva, demasiados peones en este juego pueden dificultar su debido desenlace…”
Mientras Albert hablaba de manera rebuscada y misteriosa, Jarc no perdía su tiempo
-“¡Entonces tu eres Eduard Albatros, me engañaste pequeño granuja! Yo vine a buscar a tu hermano”- susurraba furioso al oído del príncipe
-“¡No puedes culparme! Toda mi maldita vida me la pase en la cama padeciendo esta enfermedad, esperando el día cuando pueda alejarme de aquí y ver algo más que el patio del castillo. Luego llegas tú, como siempre te imagine, un valiente guerrero que me sacaría de esta prisión pero resulta que buscabas a León, mi hermano mayor. León, el favorito de Padre, el futuro y legitimo heredero, su hijo sano y atlético; el ya vivía la vida de un príncipe mientras yo yacía inmóvil en mi cama. ¡No es justo sabes!”- Y sin poder aguantar más las lágrimas comenzó a llorar.
-“… ASi es como por ordenes directas del Rey Mordath Albatros, Sir Jedediah Nigel, te ordeno que dejes escapar tanto al captor como al príncipe.”