Willburt lloraba desconsolado, mecía levemente una cajita entre sus brazos como si fuera el cuerpo herido del joven príncipe al tiempo que se apoyaba en el armario para compartir con la fría e inerte madera algo de la pesada culpa, no paraba de lloriquear mientras preguntaba “¿por que?” como si la verdad se presentaría ante él por su sola exigencia; a su lado Jedediah se encontraba de pie mirando el techo concentrado en sus pensamientos. La historia que le había contado el consejero, antes de perder su juicio ante las lágrimas, tenia que servir para resolver este extraño suceso: Primero y principal, ¿para que secuestrar al segundo heredero a la corona si siguiendo el pasillo se encontraba el sucesor directo, El príncipe León? Eso sin duda era algo difícil de entender, luego basándose en el contenido de la caja, seria imposible para una persona secuestrada tener la oportunidad de buscar sus ahorros y bienes preciados, sin contar el detalle de la ventana abierta, las ropas desperdigadas por el piso y la cama… ¿que era eso allí?
-“¡Hey!, Wilburt ¿de donde sacaste esos libros? No estaban aquí cuando llegamos”- se dirigió a la pila que había armado el viejo sobre la almohada momentos atrás, encontrándose rápidamente leyendo los títulos en voz alta –“Escama de dragón, En la prisión mas alta, Cuentos del fin del mundo. ¿Esto era lo que le leías todas las noches al príncipe Eduard? ”
-“Si…, el pequeño Eduard amaba las historias fantásticas de aventura, los encontré hace unos instantes debajo de su lecho. Recuerdo que cada vez que me ausentaba unos días por encargos del rey, volvía con algún libro nuevo para el príncipe a modo de compensacion. Desde El caballero rojo hasta el Rey de la torre de marfil, le eh leído todos; ¿sabes? Su favorito era la saga de Brhan, hijo de los dioses…”
-“Eso es curioso, por parece que no esta aquí…”
El viejo se incorporo lentamente con un andar tan frágil que Jade temió ver al consejero tropezando hasta caer de cabeza contra la base de madera de la cama, pero misteriosamente llego a salvo a su lado. Empezó a revisar los títulos de cada libro y separarlos
- “Es verdad, falta el primero de sus libros, ¿Pero por que faltaría?”
- “Willburt (dijo agarrando súbitamente al consejero para mirarlo seriamente a los ojos) lo descubrí finalmente, estaba todo tan claro. El príncipe no ha sido secuestrado ni nada parecido, él se ha fugado de aquí y por lo que parece con la ayuda de alguien”
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