sábado, 9 de junio de 2012

Retazos desde el otro lado

El foso, Día 1

El paso del tiempo se puede medir no solo en días y semanas; sino también en momentos, en situaciones y eventos, tanto en risas como en llantos. Por ello es difícil de creer todo lo que puede llegar a pasar en solo una madrugada, desde la aparición de la última estrella del cielo hasta  la llegada de los primeros rayos del sol.
Muchos hombres reflexionaron sobre esto en el pasado, pero en este punto de la historia no era un filósofo ni un pensador quien intentaba dar orden al tiempo, sino un golpeado y confuso prisionero.
La mañana encontraba a un joven algo amnésico encadenado cual animal en una celda húmeda y olorosa donde, pese  al sueño en su mente y alcohol en su sangre,  trataba de darle algo de sentido sus difusos recuerdos; los cortes sobre su brazo y manos lo mantenían en la realidad mientras los vestigios de vino aun en su cuerpo lo arrastraban a la fantasía, a un mundo lejano e irreal donde todo parecía un sueño.
El muchacho observo ambas celdas contiguas pero se encontraban vacías, la iluminación era escasa y los grilletes lo suficientemente fuertes como para dificultarle una posición cómoda para distinguir algo mas que sombras; fue en ese momento cuando, acurrucado contra la pared el sueño comenzaba a resguardarlo del miedo y la incertidumbre, comenzó a escuchar unos pasos a lo lejos, al instante la puerta del recinto se abrió trayendo consigo al dueño de una voz extraña y rasposa.


-          “Despierta asesino. Aquí figura que Thomas Lockward era tu nombre, ¿no? Te has metido en un gran problema muchacho, en uno de esos problemas que seguramente termine por separar tu cabeza del pescuezo.”- Dijo el carcelero con tono burlón mientras jugaba con las llaves de un lado a otro. -“Mira que he visto estupidos, borrachos y brutos; pero nunca uno como tu, tratar de secuestrar a la hija de un noble…fue por el dinero ¿no? ¿deudas quizás?; no importa el motivo, ya que estas mas cerca de la otra vida que de esta, si entiendes a lo que me refiero.”

Estas palabras cayeron como un balde de agua sobre Thomas, permitiéndole recuperar parcialmente el sentido del tiempo y espacio.

-          “¿De que estas hablando? ¡Así es, ese es mi nombre y si no me sueltas inmediatamente va a ser tu cabeza la que ruede por el suelo! Juro por el rey que…”- pero las palabras no surtieron el efecto deseado perdiéndose entre las risas de carcelero. No obstante algo lograron ya que el hombre pareció interesarse en ese bandido ebrio y golpeado que le estaba respondiendo con algo de ímpetu, así que fue a buscar un banquito de un costado y tomó asiento frente a la celda para inspeccionar bien al delincuente.

-          “Mira, te ahorraré el discurso. Yo soy un simple hombre, un buen ciudadano y padre que hará todo para que su familia viva lo mejor posible. Tengo suerte que mi señor y patrono me mantenga y garantice mi trabajo; sabes, el solo tiene una regla: Nunca dudes de mis palabras. Si él me dijera que mañana el cielo caerá sobre nuestras cabezas aplastándonos cual insectos, yo comenzaría a cavar bien profundo, ¿entiendes?
Hoy cerca del amanecer unos caballeros llegaron a mi hogar, había trabajo que hacer así que me vestí rápidamente y salude a mi familia; aparentemente traían a rastras a un borracho que secuestró a la pobre hija de un noble y luego, cuando su padre recaudo el dinero para recuperar la vida de su amada niña, el bandido lo ataco dejándolo herido de muerte. Podría haber jurado que esperaba encontrarme con un estupido y vulgar malhechor, de esos que no tienen un gran futuro fuera de la ley. Pero pareciera que acá, el bandido destruido y perdido frente a mi, no es un simple plebeyo sino la mera sombra de alguien mas grande.”

-          “¿Donde estoy? ¡déjame salir! ¡Soy…!”- bramó con furia pero sus palabras fueron interrumpidas por un súbito vomito, su cuerpo intentaba recuperar el control expulsando una sustancia gris y densa.

-          “Cuidado, con calma, tranquilo. Maldición, odio cuando les pasa esto, las personas como vos arruinan mi almuerzo. ¿Sabes que haremos? Me retirare por el momento, comeré algo y luego volveré cuando te encuentres mejor. Por ahora trata de descansar y recuperar energías, por que sabes, las vas a necesitar.”- Y ya lejos de la celda con un estruendoso ruido metálico cerro la pesada puerta no sin antes gritar. –“Bienvenido a Frulghod, el foso de las almas”

No hay comentarios:

Publicar un comentario