El paso del tiempo se puede
medir no solo en días y semanas; sino también en momentos, en situaciones y
eventos, tanto en risas como en llantos. Por ello es difícil de creer todo lo
que puede llegar a pasar en solo una madrugada, desde la aparición de la última
estrella del cielo hasta la llegada de
los primeros rayos del sol.
Muchos hombres reflexionaron
sobre esto en el pasado, pero en este punto de la historia no era un filósofo
ni un pensador quien intentaba dar orden al tiempo, sino un golpeado y confuso prisionero.
La mañana encontraba a un joven
algo amnésico encadenado cual animal en una celda húmeda y olorosa donde, pese al sueño en su mente y alcohol en su
sangre, trataba de darle algo de sentido
sus difusos recuerdos; los cortes sobre su brazo y manos lo mantenían en la
realidad mientras los vestigios de vino aun en su cuerpo lo arrastraban a la
fantasía, a un mundo lejano e irreal donde todo parecía un sueño.
El muchacho observo ambas celdas
contiguas pero se encontraban vacías, la iluminación era escasa y los grilletes
lo suficientemente fuertes como para dificultarle una posición cómoda para
distinguir algo mas que sombras; fue en ese momento cuando, acurrucado contra
la pared el sueño comenzaba a resguardarlo del miedo y la incertidumbre, comenzó
a escuchar unos pasos a lo lejos, al instante la puerta del recinto se abrió trayendo
consigo al dueño de una voz extraña y rasposa.
-
“Despierta asesino. Aquí figura que Thomas Lockward era tu nombre, ¿no? Te
has metido en un gran problema muchacho, en uno de esos problemas que
seguramente termine por separar tu cabeza del pescuezo.”- Dijo el carcelero con
tono burlón mientras jugaba con las llaves de un lado a otro. -“Mira que he
visto estupidos, borrachos y brutos; pero nunca uno como tu, tratar de
secuestrar a la hija de un noble…fue por el dinero ¿no? ¿deudas quizás?; no
importa el motivo, ya que estas mas cerca de la otra vida que de esta, si entiendes
a lo que me refiero.”
Estas palabras cayeron como un
balde de agua sobre Thomas,
permitiéndole recuperar parcialmente el sentido del tiempo y espacio.
-
“¿De que estas
hablando? ¡Así es, ese es mi nombre y si no me sueltas inmediatamente va a ser
tu cabeza la que ruede por el suelo! Juro por el rey que…”- pero las
palabras no surtieron el efecto deseado perdiéndose entre las risas de carcelero.
No obstante algo lograron ya que el hombre pareció interesarse en ese
bandido ebrio y golpeado que le estaba respondiendo con algo de ímpetu, así que
fue a buscar un banquito de un costado y tomó asiento frente a la celda para
inspeccionar bien al delincuente.
-
“Mira, te ahorraré el discurso. Yo soy un simple
hombre, un buen ciudadano y padre que hará todo para que su familia viva lo
mejor posible. Tengo suerte que mi señor y patrono me mantenga y garantice mi
trabajo; sabes, el solo tiene una regla: Nunca
dudes de mis palabras. Si él me dijera que mañana el cielo caerá sobre
nuestras cabezas aplastándonos cual insectos, yo comenzaría a cavar bien
profundo, ¿entiendes?
Hoy cerca del amanecer unos
caballeros llegaron a mi hogar, había trabajo que hacer así que me vestí rápidamente
y salude a mi familia; aparentemente traían a rastras a un borracho que
secuestró a la pobre hija de un noble y luego, cuando su padre recaudo el
dinero para recuperar la vida de su amada niña, el bandido lo ataco dejándolo
herido de muerte. Podría haber jurado que esperaba encontrarme con un estupido
y vulgar malhechor, de esos que no tienen un gran futuro fuera de la ley. Pero
pareciera que acá, el bandido destruido y perdido frente a mi, no es un simple
plebeyo sino la mera sombra de alguien mas grande.”
-
“¿Donde estoy? ¡déjame
salir! ¡Soy…!”- bramó con furia pero sus palabras fueron interrumpidas por
un súbito vomito, su cuerpo intentaba recuperar el control expulsando una
sustancia gris y densa.
-
“Cuidado, con calma, tranquilo. Maldición, odio cuando
les pasa esto, las personas como vos arruinan mi almuerzo. ¿Sabes que haremos?
Me retirare por el momento, comeré algo y luego volveré cuando te encuentres mejor.
Por ahora trata de descansar y recuperar energías, por que sabes, las vas a
necesitar.”- Y ya lejos de la celda con un estruendoso ruido metálico cerro la
pesada puerta no sin antes gritar. –“Bienvenido a Frulghod, el foso de las
almas”
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