Caida
Casi amanecía en el muelle, luego de reflexionar sobre muchas cosas y dar una vuelta sobre el pasado la noche había madurando situándome en final de mi jornada laboral, sin demora tome mis pertenencias y ya con el abrigo en mano comprobé la presencia de las llaves de mi casa cuando por impulso pose mis ojos sobre el cielo estrellado, pese a mi prisa por descansar en mi hogar y dormir hasta el próximo día, me detuve para observar una pequeña estrella anaranjada que caía rápidamente. Era realmente común gracias a mi trabajo encontrarme con estrellas fugases y siempre con esa inocencia que aun conservamos de niños no podía evitar pedir un deseo el cual variaba en cada ocasión aunque no sin antes titubear y replantearlo siempre varias veces
-“Un futuro mejor. Ja, ningún pensamiento tan noble paso jamás por esta cabeza” susurré para mis adentros mientras se escapaba una leve sonrisa, con prisa cerré la habitación y comencé bajar esa la larga escalera que desembocaría en la pequeña porción de tierra, cual rodeada de mar, me separa de la ansiada costa. Sobre la orilla se encontraba un pequeño bote que me traslada a diario a la playa pero esa noche nunca llego a cumplir su noble función, cuando me acerque a él mi intención se desvió hacia una mancha roja en el mar, un reflejo parecía, y esto me llevo irremediablemente a mirar hacia arriba
El mar rugió súbitamente volviéndose furioso e indomable, las aguas chocaban contra la costa constantemente levantando espuma y un ruido particular que empezó a desaparecer cuando una ventisca comenzó a castigar sin piedad todo a su paso. No era casualidad, todo parecía responder a esa cosa que desde el espacio parecía caer antes como un pequeño punto anaranjado pero ahora se vea que era un cometa rojo sangre que se volvía mas grande y claro a medida que se encontraba mas y mas cerca del suelo, un frió recorrió mi pecho y sentí la necesidad de orar cuando mi mirada comenzó a distinguir entre “eso” extrañas formas, y pese al esfuerzo sobrehumano por alejarme no pude retirar mi mirada de aquello que caía.
Era una masa amorfa que temblaba de manera blasfema con la fuerza de una astro hacia el horizonte. Su cuerpo oscuro y tenebroso parecía moverse erráticamente, como si poseyera una piel compuesta por pequeñas criaturas unidas, merodeando de lado a lado cual enjambre; de su centro sobresalía 3 pequeños círculos rojos que titilaban en conjunto.
Mi mente quebró por minutos y no puedo asegurar que sucedió entonces, las piernas se aflojaron dejándome en el suelo al tiempo que devolví toda mi cena, cuando algo de fuerzas volvieron inconcientemente acerque mi mano al bolsillo para encontrar mi amuleto de buena suerte, pero por alguna razón antes a agarrar la piedra triangular llega a tocar el catalejo que mi padre me dejo antes de morir , y como mosca envuelta en telaraña mientras mas luchaba mas me encontraba atado a eso, extendí la herramienta y mire a través de ella directamente al cielo
Esa imagen borrosa de hace momentos, esas cosas que no podía identificar se veía claramente como un trío de elementos carmesí, ¡Por mi dios que parecían ojos! ¡Juro por mi vida que es cierto!!, pupilas hervidas en sangre que me atravesaba, y miraban mas allá de mi y mi cuerpo dejándome débil y resignado.
Sin saber como, lo próximo que recuerdo fue que me encontraba en el suelo acurrucado en posición fetal, temblando en cuerpo y alma totalmente mojado en una mezcla de fría transpiración y vomito, en vano intente reincorporarme luego de pasado algunos minutos ya que mis fuerzas desparecieron dejándome debil, pese a que llegue a arrodillarme caí nuevamente al escuchar ese golpe, sinónimo del encuentro de ese ente con el mar, sonido se encerró en mi cabeza para nunca escapar. Caí rendido en el piso una vez más, mientras sentía mis órganos retorcerse hasta el límite de rasguñar mis tejidos, el aire se volvió un bloque en mi pecho. El catalejo yacía roto en el suelo a metros de distancia, sentía como la llama de la vida comenzaba a flaquear y el frió tomaba mis estremecidas avanzando a la parte superior de mi cuerpo; con esa seguridad que genera el ultimo acto de vida saque de mi bolsillo la piedra triangular y dibuje en el suelo hasta que me finalmente me encontré completamente helado fue cuando mi mente simplemente, sin poder resistir más presión, se apago.
Hoy nos encontramos aquí en esta pequeña sala, alumbrada por velas y rodeada de miles de botellas rescatadas de entre los 7 mares, cada una atesorando un cuento único. Por siglos, bajo la mirada de la luna y el abrigo del mar han sido celosamente guardados, tomados por perdidos y olvidados; pero a pesar de lo que se cree nunca vagaron sin rumbo ya que están atados por hilos invisibles que unen un gran hecho a buen oyente.Ahora estas aquí, déjame agasajarte con una historia, estas listo?
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Bueno gente,como se habran dado cuenta comienzo a tener mas constancia y tiempo libre asi que estoy escribiendo mas y mas. Un post por semana garantizado
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