sábado, 29 de enero de 2011

La Ciudad de los Ángeles Caídos: Capitulo 3

La llamada de la noche: El despertar

Una nueva noche alcanzaba a la infame capital, esta vez regalándole un cielo claro y limpio cubierto de puntos destellantes y un innatural brillo de la dama blanca. Curiosa esta bendición que, contrastando completamente con el espíritu de constante demencia que rodeaba la ciudad, al mirar hacia firmamento le devolvía un ápice de esperanza a los pobre seres que habitaban allí.
Hielos solitarios que colgaban de los artilugios de desagüe en cada casa morían para volverse gotas que yacían frías y quietas uniéndose en sucios charcos en las aceras, triste representación que también alcanzaba como analogía para describir los trabajos de las ambulancia recogiendo a los “sin casa” que no sobrevivieron al temporal. Estos dos eventos eran ineludibles, marcando el final de la temporada más cruel para algunos
No muy lejos de estos suburbios en un hotel de calificación “Dos estrellas y media”, Aléïn descansaba en un deshilachado colchón. Poseía el dinero para hospedarse como una reina, en una habitación amplia rodeada de perfumes y agradables colores pero hace un largo tiempo descubrió que no debía alejarse demasiado de la realidad, de esas calles salvajes que la forjaron y la volvieron el depredador que en verdad era tras ese hermoso rostro. Ahora se encontraba descansando enredada entre sabanas
El sueño, cual logro conciliar luego de un día agotador recién después de horas dando vueltas en la cama, fue interrumpido súbitamente por un largo y delgado haz de claridad quien se escurrió entre la persiana y término sin piedad dando de lleno en su rostro. Pese a que la noche anterior se encontró con un trabajo que parecía simple para una persona con su experiencia un evento inesperado complico la misión. Exhausta y cansada intento ignorar el llamado de la noche, la cual por ahora se conformaba con hacerle notar de manera brusca pero inofensiva que la requería, pero su descanso termino cuando escucho un incesante sonido que provenía de una esquina, mas precisamente de sus ropas. Con pereza alejo las sabanas y avanzo hacia el perchero y, hundiendo su mano en el bolsillo del abrigo que habitualmente viste, tomo su celular para atender la llamada
-  
Buenas Noches mi princesa, Gabriel del otro lado”
- “¿Que demonios quieres ahora?” respondió Aléïn con esa voz entrecortada y extraña que se encuentra al recién despertarse y potenciada por las malas condiciones que tuvo que pasar
- “Hey, ¿Esa es manera de tratar a tu socio? parece que has tenido una mala noche. Déjame adivinar, tomaste el trabajo del jefe de “Maratonic international” y la jodiste. He visto las noticias sobre su muerte y el de su esposa, y como la policía encontró a su pequeño de 6 años con vida y pensé: “¿Que clase de asesino profesional aun conserva algo de decencia?” y Abracadabra, apareciste en mi mente” un tono burlón filtraba su palabras volviendo mas irritable a la cansada joven
- “Cierra la boca y dime que quieres”
- “Iré directo al grano, James Gordon Brown involucrado en la sección delitos informáticos del departamento de defensa quien se lo creía perdido hace unos días ah salido de su cueva. Luego de presionar en algunos de sus lugares donde normalmente rondaba encontré que se lo vio en el autoservicio que se encuentra sobre la Avenida Willburg y casualmente a unas pocas manzanas de allí tiene su domicilio una joven bailarina la cual trabaja en ese negocio de baja monta donde el joven Gordie era un cliente habitué. Creo que eres lo suficientemente inteligente ,pese a tu estado de poca lucidez actual, para deducir tu siguiente paso” 
- “Espera un segundo que busco para anotar, pásame la dirección… aja, ya la tengo. Entonces voy a visitarlo y le exprimo todo conocimiento sobre los papeles robados y los demás empleados, luego dispongo de él, ok?”
- “Perfecto, solo espero que nadie se te haya adelanto ya… Por cierto ¿Quieres que te acompañe? La verdad es que creo que te verías hermosa esta noche bajo la luz clara de la luna y no quisiera desaprovechar esta oportunidad… ¿Hola? ¿Hola?” con una leve risa colgó el teléfono luego de darse cuenta que se encontraba hablando solo
La joven entendía que su largo día aun no había terminado así que se dirigió al baño para tomar una ducha, minutos después ya limpia y parcialmente despabilada se arreglo para salir; se detuvo frente al espejo otro tanto tratando de tapar esas leves ojeras que marcaban sus desafiantes ojos color miel y con el secador de pelo le dio forma a su cabello al tiempo que prevenía una pulmonía al salir con su cabeza húmeda. Vistiendo esta vez un sobretodo negro para mayor comodidad, escondió tras el en su cintura ese cuchillo de guerra tan particular que poseía mientras tomaba otras dos navajas de menor tamaño que escondería en su bolsillo y bota respectivamente. Tomo un bolso a juego donde escondió unas identificaciones falsas y otros algún que otro objeto práctico, ya preparada llamo a un taxi no sin antes haber pasado por la maquina de café en la recepción de la sucia hostería y tomarse unos cuantos horribles capuchinos con el fin de mantenerse despierta el tiempo necesario; aunque en verdad era solo cuestión de tiempo en esta noche para que la adrenalina se dispare y logre ese efecto.

miércoles, 19 de enero de 2011

Tributo a Howard Phillips Lovecraft: Capítulo 3

La noticia

El incesante sonar del teléfono me despertó de golpe a la madrugada, pese a que ya por costumbre había logrado conciliar el sueño muy avanzada la noche y que nunca sufrí
de sueño pesado, recién logre atenderlo al séptimo u octavo timbre. El resultado del llamado anulo todo indicio restante de sueño y cansancio en mí

- “¿Si? Aquí John Reviere… ¡¿Que?! ¡¿Como que murió Alphonse!? , Salgo de inmediato para allá!” Respondí al tiempo que colgaba con furia el aparato.

Con prisa ataque mi ropero en busque una camisa oscura y un pantalón a juego, los rocié de colonia para matar el olor a naftalina; recuerdo haber escrito una nota para Mary antes de salir aunque el contenido realmente escapo de mi mente volviendo a mi memoria solo los movimientos irregulares y temblorosos de mi pluma, confió haber explicado la situación claramente.
Un abrigo se interpuso en mí salida junto con las llaves del auto que olvide sobre la mesita de la entrada, ya con las manos ocupadas cerré la puerta y al siguiente momento me encontraba en la cochera encendiendo al auto el cual ,en respuesta a mi torpe apuro, rugió de dolor al arrancar

Solo unos pocos minutos me alcanzaron atravesar el pueblo y encontrar en la entrada a la interestatal. Por esos momentos aun me encontraba parcialmente conciente sumergido en ideas arremolinadas y recuerdos, pero gradualmente la soledad, quien comenzaba a invadirme durante el pasar de las horas, empezaba a negar parcialmente la conexión con la realidad a la vez que me envolvía en ella. Ya pasada unas horas sobre la carretera me encontraba a mitad de camino cuando termine totalmente sometido a un oscuro vació, este deposito una niebla densa en mi cabeza mientras dotaba de exagerado peso a mis piernas quienes aplastaban el acelerador tanto que solo me di cuenta de la velocidad irracional a la que marchaba cuando las líneas amarillas de la ruta que se separaban normalmente por unos centímetros comenzaban a alinearse más y más hasta volverse continuas. Aun no puedo jurar que sucedió con certeza pero por un momento las sentí volviéndose un lazo ocre que me atrapaba arrastrándome con una violencia inusitada hacia un destino incierto más allá un acantilado sobre una curva cerrada.
Mis ojos se cerraron por un instante y al abrirlos me devolvieron toda la realidad bruscamente, gracias a dios junto con ella volvieron mis reflejos que no pidieron permiso y golpearon el volante bruscamente alejándome de esa curva mortal pero no sin antes castigarme a mí y al auto contra una pared.

El dolor fue inevitable y necesario, dibujando una línea de sangre en mi frente y aplastando la puerta del auto del lado del conductor. Me tome unos segundos para comprobar ambas heridas y analizar lo sucedido, hacia 3 horas que me encontraba transitando la carretera de manera inconciente como quien evade totalmente la razón de sus actos. Conciente que no podía seguir conduciendo en ese estado me senté sobre una roca de base ancha para tratar de recuperarme; minutos pasaron entre nostalgia, incertidumbre e ira que se abalanzaron inundandome

-“¿Como pudo morir Alphonse? Mi primo siempre fue un hombre sano pese a su arremolinada vida, poseía esa chispa que encendía un ápice de alegría en cualquier corazón, realmente era un buen hombre, ¡¿Como pudo pasarle aquello? Me niego a creerlo, no puedo creerlo, es inconcebible…!” discutí conmigo en voz alta hasta finalmente entender a la fuerza que no había nada mas que hacer ni preguntar; una lagrima rodó por mi mejilla mientras el amanecer compartía algo de compasión. Ya en mis cabales retome mi camino para afrontar la verdad.


El sol pleno iluminaba los cielos cuando llegue a la casa de Alphonse, deposite el auto a un costado y me dirigí a la entrada; luego de avanzar me tope con su hermana (la cual le llevaba varios años de edad y hacia tiempo no veía) quien con una mirada de condolencia y un abrazo calido me recibió, no cruzamos muchas palabras ya que por mi mirar ella entendía que compartíamos la perdida con la misma intensidad de dolor. En silencio me adentre a la casa, allí se encontraban varios conocidos a los cuales ignore por el momento para ir a demostrarle mis respetos al difunto.
Tan pálido, helado e inmóvil me encontré frente al féretro que difícilmente un extraño podrían haber distinguido quien era el muerto entre ambos, sus ojos cerrados y esa tímida mueca escapándose de sus labios demostraban una leve tranquilidad que no hizo más que detonar una profunda tristeza en mi corazón. Así quede pasmado por unos minutos en silencio frente a él tratando de aceptar la verdad hasta que se me acerco la quien podría haber sido la viuda si Alphonse hubiera superado su miedo al compromiso; ella apretó mi mano en gesto de apoyo pero ya no pude soportar mas y termine en llanto sobre sus hombros; extraño para cualquiera se volvió esa situación donde se veía a ella consolándome cuando debería haber sido completamente alrevez pero todos sabían que él era un hermano para mi.
Con el pasar de las horas la situación se volvía más resistible, hablando con la familia y amigos me entere que la causa fue un ataque al corazón, algo bastante común en nuestra familia lamentablemente. Así conversando paso el tiempo hasta que llego el momento de dirigirnos al cementerio donde seria finalmente despedido; allí un sacerdote esperaba para decir algunas palabras, sus oraciones resbalaron de mis oídos y al poco tiempo me encontré viendo como comenzaban a tapar el féretro con tierra.
Allí quede inmóvil hasta que el último grano de tierra cayo, fue ahí cuando sentí un brazo que me tocaba el hombro y decía mi nombre; me di vuelta y encontré a un hombre alto, delgado de facciones marcadas tapado con un abrigo marrón

- “Mi nombre es Walter Aylward, inspector encargado de la muerte de Alphonse Reviere. Me gustaría hacerle unas preguntas en la central” dijo con una voz fría y firme
- “No entiendo a que se refiere, ¿ Por que me necesita?” replique confundido ante la situación
- “Existe la posibilidad que su primo haya sido asesinado”

domingo, 2 de enero de 2011

La Ciudad de los Ángeles Caídos: Capitulo 2

El camino nunca olvidado

Un manto de pureza había descendido en forma de copos sobre la infame capital, envolviendo todas sus fachadas sucias y derruidas en una hermosa mentira a lo ojos.
Como una prostituta envuelta en finas ropas, la ciudad aun conservaba ese espíritu salvaje que se forjo con años de apatía y olvido, tupida y espesa la nieve llegaba a cubrir gran parte de los autos y extendiéndose de vereda a vereda ocultaba con vergüenza la propia calle. Como dueña y señora de esta ciudad, Aléïn caminaba por el medio de la calle marcando sin preocupación un sendero de pasos en esa capa de hielo densa; olvidando por completo cuan peligrosa podía llegar a ser la dama de rojo, la ciudad tomándola por una forastera pretendía tomar ventaja de ella. Así es como metros adelante unos festivos pandilleros quienes se rodeaban de mujeres y alcohol cerca de unos tacos prendidos fuego notaron el caminar de la señorita en el peligroso barrio y inevitablemente posaron sus ojos sobre lo que parecía una presa fácil
- “Mi niña, parece que te has extraviado de camino. ¿Por que no nos brindas tu billetera y te sientas a hacernos compañía?” Dijo un hombre de baja categoría y pelo en forma de escobillon, envuelto en un caro y pesado abrigo (obviamente robado). Sus compañeros lo acompañaron en la exigencia gritando palabras ofensivas y compartiendo entre ellos los planes que tenían para ella, las chicas que lo acompañaban lejos de ofenderse la observaban con desprecio mientras competían entre ellas para animar a sus respectivos hombres para ver quien seria la que reciba ese hermoso abrigo rojo que tan cómodo y fino parecía en los hombros de la señorita

- “¿Barracudas o Serpientes negras?” Pregunto Aléïn al aparente líder deteniéndose, no por estar amedrentada sino por que realmente le causaba curiosidad que banda dominaba ese sector luego largos años alejada de allí
- No pequeña, somos los violadores. Vencimos a esos patanes hace 2 años y ahora somos los señores del barrio Este, ¿Por que no nos das todo lo que tiene? Siempre y cuando aprecias tu vida” exigió con dureza, en sus brazos comenzaban a verse botellas, cortaplumas y cadenas al tiempo que ahora la rodeaban por completo cerrándole cualquier ruta de escape

- “Es una pena, aquellos a los que llamas patanes eran los que mantenían a su manera el orden y la justicia en el barrio pero veo que sus guerras y divisiones terminaron por volverlos débiles, tanto como para que la basura mas baja e inmunda los remplace” hablo la joven, de forma clara y precisa demostrando que no existía el mas mínimo ápice de miedo en su alma. Los pandilleros se miraban unos a otros esgrimiendo un “huuuuuu” a su líder esperando que este responda a la ofensa recibida y de la orden de ataque
- “Amigos, demuéstrenla a esta puta que somos bien dignos dominar el barrio y el por que de nuestro apodo”
Las cadenas comenzaron a girar en las manos de los abusivos, las botellas se partieron en dos y los cuchillos pasaban de izquierda a derecha; sin mucha organización dos de ellos se abalanzaron sobre la chica de rojo quien con un ligero golpe de muñeca desvió los dos golpes que la tenían como objetivo, terminando de espaldas y muy cerca del circulo que la rodeaba otro par intento atacarla sin ver que en la esquiva anterior se había sacado su abrigo y ahora lo tenia sobre su brazo; con una agilidad digna del torero mas hábil de España, ondeo su capa sobre uno de sus enemigos, quien segado termino chocando contra uno de los primeros atacantes; en cuanto al segundo atacante ,quien lanzo un golpe torpe apuntado al cuello, no llego a notar en que momento ella se había agachado terminando casi en el suelo dando pasos en falso intentando retomar el camino, no sin antes recibir una punzante patada en su nuca de parte del taco de Aléïn que lo dejo knock-out.
Los enemigos sin entender que sucedía comenzaron a atacarla caóticamente desde todos los frentes mientras ella ,con bastante esfuerzo, ondeaba su capa de manera defensiva manteniéndolos a distancia, llegado el momento sin ver mucho futuro a sus reiteradas esquivas y acciones evasivas desde una vaina de cuero a la altura de su cintura en la espalda presento su cuchillo. Extenso, de filo brillante y ligeramente curvo a un lado y con una sección llena de dientes del lado contrario, era la navaja elegida comúnmente por el ejército en combates de corta distancia por su precisión, comodidad y potencia; esta excelente arma la había heredado de su padre Víktor Viridar quien ya en su momento le había hecho unas ligeras modificaciones para ser arrojable, no conforme con ello su hija le había cambiado el mango para hacerlo mas resistente y le había agregado algún que otro truco oculto para salir de apuros.
Con una facilidad increíble movió incansablemente su diestra de un lado a otro y en cada ocasión chorros de sangre y gritos de dolor escaparon de los delincuentes quienes, sin darse cuenta contra quien se enfrentaban, se sumaban más y más al ataque al mismo ritmo que caían tiñéndolo el suelo de rojo. Al cabo de unos minutos todos los hombres yacían en el piso llorando de dolor, su líder a un lado no podía tener los ojos mas abiertos ante el sorpresivo desenlace; tomando finalmente conciencia del peligro el que se encontraba llego a atrapar del cuello a una de las mujeres que los acompañaban, una de las pocas que no llego a huir gritando en medio de la masacre, y acercan un cuchillo sobre la cautiva grito
- “Aléjate de mi, monstruo. Si te acercas un paso juro que le rebanare el pescuezo! exclamo al tiempo que se movía unos pasos atrás a pesar del terrible miedo que hacia temblar sus piernas y brazos
Aléïn quien hasta ese momento esgrimía una terrible sonrisa sádica adornada por delgados hilos de sangre debajo de ese misterioso mirar color avellana, guardo su arma en la funda y giro su abrigo detrás suyo vistiéndose denuevo con él. Sus ojos cambiaron luego de este súbito evento, mostrando un completo desinterés teñido de un leve aburrimiento, y acomodándose con gracia su cabello giro sus talones (los cuales estaban desprovisto de los zapatos, quienes tuvieron un triste final en esta pelea) para seguir su camino
- “¡Eso, aléjate! ¡Huye ya te encontrare nuevamente y me las pagaras!”

- “No necesito asesinarte, eres un cobarde por eso ya no me pareces interesante. Además con esos ojos decididos de tu rehén y la mano que se acerca a “eso” que guarda en su bota se que no necesito terminar el trabajo”  Dijo mientras caminaba dándole la espalda
Sin entender a que se refería, tarde se dio cuenta el pandillero que la chica que sostenía se mantenía muy inquieta, súbitamente el hombre sintió el beso de una navaja clavándose y retorciéndose con furia al costado de su pierna quien ante el dolor soltó a la joven. El cuchillo, que había salido del borceguí de la rehén, quedo enterrada en su pierna dejándolo en el piso aullando de dolor, con ojos marcados entre lágrimas y odio la pobre chica se acerco a una cadena tirada en el suelo y pasándola por el cuello del agresor lo ahorco hasta que se escapo el ultimo suspiro. Cuando la adrenalina bajo y comenzó a tranquilizarse la joven tomo conciencia de donde se encontraba subiendo la mirada, allí encontró a la mujer de rojo quien se había alejado bastante ya, giro para devolverle un gesto de aprobación y retomo su camino.
Las almas se pierden con gran facilidad en la antigua ciudad, aunque solo unas pocas, quienes renacen en el mismo infierno, logran sobrevivir entre la violencia y desesperanza en el lugar conocido como “La Ciudad de los Ángeles Caídos”