Alianza
Es curioso el alcance que puede tener una promesa y los destinos que ata ella, atraviesa generaciones obligándonos a cumplir juramentos lejanos y perdidos. Intentare trasladarlos con mis palabras a un pasado algo lejano, una época de intrigas y traiciones en la que se forjaron dos juramentos que directa e indirectamente me han llevado a este final.
Mi familia nunca ocupó un lugar de importancia junto con la monarquía terrateniente, ni en la época de mis ancestros ni ahora; como todo clan menor nuestro deber, el de la casa Lockward, era cumplir el rol de señores menores administrando pequeñas porciones de tierra y peleando las batallas de otras familias de mayor renombre.
En esos tiempos plagados de conflictos, Sir Thomas Lockward toma el lugar de líder de la familia, apresurado por la misteriosa muerte de su padre bajo la peste. El joven Thomas era hombre templado y afable para sus cortos 20 años, previsor como ninguno su primera medida fue organizar un concilio en la siguiente primavera con el Clan Rassel para presentarse oficialmente ante ellos y ganar su reconocimiento. La familia Rassel eran grandes señores del Este en ese entonces, nuestros principales mecenas y representantes ante el Rey, la iglesia y la corte. Todos y cada uno de sus hombres eran caballeros de honor y valía, pero entre ellos resaltaban dos personas: Irwin Rassel, jefe del clan y hombre virtuoso entre los virtuosos, y su tercera hija la hermosa Eva Rassel.
Ya llegada la primavera, como buen anfitrión Thomas Lockward recibió a los representantes de la familia Rassel en “las salas de la vida”, una histórica construcción dentro de los campos cenicios que se encontraba rodeada de largas hileras de antiguas columnas y pequeñas flores amarillas al aire libre. Mientras los invitados llegaban, con elegancia y calidez, una orquesta ambientaba la reunión al tiempo que se realizaban los intercambios de ofrendas y regalos correspondientes. Irwin Rassel asistió como era de esperar, y con él llevo a su hija Eva quien conocía a Thomas de niño y siempre mantuvieron una excelente relación; pero existía algo que pocos sabían, ambos jóvenes se amaban desde niños.
Thomas siempre soñó con pedir la mano de Eva pero el padre del joven intento durante años una alianza forzada con los señores del Sur armando así un matrimonio arreglado, para suerte de Thomas la guerra estallo y el tema quedo en el olvido, años mas tarde Thomas se armo de valor para enfrentarse a su padre y tras una dura disputa se impuso ante él diciendo -“Yo seré el señor de mi destino, me casare con quien quiera cuando quiera y tu lo vas a aceptar”-. Gracias al apoyo de su madre y hermano, la decisión de Thomas fue finalmente aceptada por su padre y no se volvió a hablar al respecto
Eva en cambio tuvo incontables pretendientes durante los años, atraídos por su belleza y el poder de su apellido, a los cuales había rechazado cortésmente siempre bajo la excusa de iniciarse como religiosa. Llegado el momento ya presionada por su familia y ante la inminencia de un matrimonio arreglado, Eva finalmente se traslado a un convento para iniciar una nueva vida; allí paso 7 años de servicio hasta que recibió una carta de su madre pidiéndole que deje los hábitos ya que siendo su única hija añoraba verla casada antes de morir.
Curioso era el hecho que este pedido coincidiera con el nombramiento de Thomas como representante de los Lockward y con la necesidad de formar una alianza entre ambas familias; todos ignoraban (hasta los mismos enamorados) que la madre de Eva conocía el amor que compartían los jóvenes. La Duquesa de Lorwill era su nombre y pese a la larga enfermedad que la agobiaba y su débil apariencia, debajo radicaba una astuta mujer y apasionada madre; hacia años que sabía que Eva no deseaba a otro hombre que a Thomas y que prefería vivir sola por siempre antes que compartir su vida con otro hombre; pero en ese tiempo ese amor era imposible. Pero ahora bajo las nuevas circunstancias y la cercanía de su muerte, anhelaba desde el fondo de su corazón que su hija fuera feliz con la persona que amaba.
Bajo estas condiciones se encamino la reunión, con fructíferos resultados para ambas familias. Llegado el momento de firmar el nuevo convenio reafirmando los pactos y alianzas, súbitamente interrumpe la reunión un mensajero, el mas fiel de los siervos de la duquesa de Lorwill con una nota de entrega inmediata a su esposo; Thomas observo confundido semejante interrupción, pero suponiendo la muerte de la duquesa espero respetuoso las palabras de Sir Irwin; mientras Eva, nerviosa y sin aire, esperaba la inevitable noticia de la boca de su padre, pero lo que sucedió luego nadie pudo haberlo previsto.
Pasado varios minutos en silencio, el callado jefe de la familia Rasell, quien yacía pensante y dubitativo en una esquina de la mesa, finalmente levanto los ojos y miro seriamente a Thomas, agarró el papel que estaba por firmar y que garantizaba el acuerdo entre ambos y lo rompió en pedazos. La incertidumbre y confusión teñían los rostros de los presente, Thomas se levanto de su silla indignado y cuando estuvo a punto de abrir la boca para exigir una explicación una mano con gesto de paciencia silencio por completo su voz.
-“Las palabras y promesas que juramos hoy defender no se pueden firmar con tinta en un papel, no se firmaran de esa manera”- dijo Irwin Rasell de manera firme y decidida. Eva no pudo evitar mirarlo con miedo mientras buscaba la mirada del joven Lockward quien, mas firme aun, replicó
-“Entonces parece que no soy digno de su confianza ni la de su familia, creí que Ud era un hombre de honor señor Rasell”-. La tensión en la sala era tal que se podía cortar con un cuchillo, el silencio no duro ya que la respuesta de Irwin no se hizo esperar
-“No hijo, no te has equivocado. Soy un hombre de palabra y bajo ella dicto, de manera regia, mi conducta. He dicho que nuestra alianza no se dictara sobre papel por que se hará mediante un acto, tampoco se firmara con tinta ya que se hará con sangre. He llegado a la siguiente decisión luego de analizar las palabras de mí querida esposa en la presente carta, y hemos convenido que nuestro deseo es que tomes a Eva como tu mujer, así el matrimonio de Uds. dos jóvenes será el símbolo de promesa y unión entre nuestras familias”
Esa noche hubo festejos, carcajadas y felicidad sobre todo, pero una cortina oscura se estaba por cernir sobre el futuro de Thomas y Eva
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