domingo, 16 de diciembre de 2012

Retazos desde el otro lado

El foso, Día 54

Un aroma dulce y embriagante comenzó a alejar del mundo de los sueño al pobre noble devenido en nadie. Este, medio despierto, se encontró automáticamente bebiendo de un vaso sin darse cuenta, ese liquido no solo calmaba su sed sino le brindaba un placer completamente negado hacia largo tiempo. Sin duda era vino la sustancia que se deslizaba por sus labios, brindándole calor a su cuerpo y energía a su espíritu. Cuando el líquido ceso de fluir, Thomas finalmente abrió los ojos encontrando frente a él a un rollizo caballero de ropas tan exóticas como coloridas, dueño de un gentil rostro. Este le brindo un sincero saludo y comenzó a alejarse rápidamente. El pobre Thomas se sentía sumido como en una ilusión, parcialmente adormecido y sorprendido por lo etéreo e irreal de la escena; tanto que le costaba reaccionar, generar palabra alguna, escapar de ese estupor. A fuerza de voluntad logro formar un “¡Alto!” antes que el ser desapareciera del lugar pero no fue suficiente para detenerlo ni para mantenerlo en la realidad.
Sobre la tarde nuevamente la realidad lo atrapó con el cantar de una pequeña ave sobre uno de los muros, esta picaba las paredes desde el exterior generando un ritmo que se mezclaba con su tonada de manera casi musical. El joven lockward desperezó su cuerpo encontrando, para su sorpresa, que ahora no solo tenía su pierna liberada sino también uno de sus brazos, atónito lo movió de un lado a otro sintiendo la libertad sobre él; si esto siguiera así era cuestión de tiempo para que ese extraño sujeto lo libere por completo, solo cuestión de paciencia pero ¿Seria él un aliado en verdad? Al parecer solo el tiempo respondería esa pregunta.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Retazos desde el otro lado


El foso, Día 25

Para el pobre Thomas no podía haber dolor mas grande que el de poseer una mente libre atrapada en un cuerpo cautivo; él, quien había sido arrastrado a la fuerza de su pasado como jefe de la familia Lockward, había aceptado finalmente su papel de prisionero y con ello varias cosas comenzaron a cambiar. No solo sentía el cambio en su cuerpo, el cual comenzaba a prescindir de los banquetes del ayer para adaptarse a las escasas condiciones alimenticias actuales, sino también en su mente y sus sentidos. La vista y el oído se habían vuelto mucho más agudos en poco tiempo, semanas a la sombra lograron que pudiera distinguir claramente diferentes tonos de sombras así como los eternos momentos de soledad ayudaron a poder distinguir sonidos hasta los mas leves sonidos y estimar casi con exactitud de donde provenía cada uno. Claramente esta adaptación era completamente negativa, ya que podrían servir en caso de encontrar la salida de ese maldito lugar, pero mientras tanto no podía más que seguir atento y expectante.

Hacia una semana que llovía en el exterior, en ese mundo tan alejado y tan cerca que siempre, que de alguna manera siempre encontraba la forma de recordarle que estaba allí. La humedad del aire ayudó a curar su piel herida y seca, al tiempo que las goteras de su celda compensaban, por momentos, la falta de bebida; más allá de eso, aquellos días fueron una bendición para el prisionero ya que por alguna razón, bajo el ruido de la tormenta y la lluvia, Thomas podía conciliar el sueño. En ese estado no encontraba sombras ni miedos sino solo el más puro de los descansos, fue allí que ante tal miseria, debilidad y abandono comenzó a construirse a si mismo, a sentirse más fuerte. Su voluntad se forjaba cada día, su delgado cuerpo comenzaba recuperar algo de vigor y energía al tiempo que su astucia crecía junto con uno de sus sentidos.

Como era de esperar la época de tormentas finalizó dando la bienvenida a varios días soleados tan despejados que traían consigo suficiente luz como para compartirla con Frulghod, la prisión olvidada por la humanidad. Este nueva etapa inicio con un curioso descubrimiento que altero la monótona vida del recluso, gracias la nueva claridad comenzó a distinguir algo sobre una de las paredes; pese a que en un principio le quito importancia confundiéndolo por simples rajaduras entre los ladrillos un segundo vistazo le trajo por seguro que se encontraba ante un mensaje grabado en el muro por alguna persona, seguramente quien anteriormente ocupo la celda. Estirando su cuerpo hasta más no poder y luego de varios intentos comenzó a interpretar las palabras, al parecer el mensaje predicaba “Un suspiro puede contener infinidad de momentos”. Esa extraña frase que lo dejó pensando el resto del día y la había robado varias horas de sueño, sin duda era verdad su contenido pero ¿Existía la posibilidad que significara algo mas?

Aquella madrugada el joven Thomas se vio interrumpido de su sueño por un sonido tintineante proveniente de las escaleras. Al cabo de unos momentos, ingreso a la habitación uno de los guardias; ese que a cambio silencio para reencontrar algo de sueño le traía algo de comer y beber. Al ingresar al lugar se detuvo un momento, y al notar que el recluso se encontraba despierto se disculpo entre murmullos hasta dar con su alejado  rincón, no pasó mucho tiempo hasta que la brisa de la noche les devolviera el sueño a ambos. El amanecer había llegado una vez mas y como era habitual trajo consigo el despertar. Thomas había tardado en abrir los ojos, para entonces el guardia se había puesto de pie sacudiendo de sus ropas el polvo del piso.

-“¿Puedes creerlo? Este polvo se agarra con tal fuerza que no se quita fácilmente. Mi esposa se queja cada vez que le llevo la ropa del trabajo, dice que tiene que dejarla toda una tarde en el río para que se despegue el polvillo.”-

El prisionero se mantuvo en silencio, no había mucho que decir ni agregar. Pero su había algo que merecía su atención clavando su mirada sobre la ropa del hombre, ese polvillo se encontraba en toda su celda y habitación, y seguramente en toda la prisión. ¿Entonces como era posible de que el hombre se quejara solo cuando dormía en el piso de allí, si había llegado hasta allí bastante pulcro? A esa pregunta se le sumaba el hecho de que en todo este tiempo nunca llegó a escuchar voz alguna proveniente de los pisos superiores. Teniendo en cuenta esto, Thomas realizo una extraña jugada que le brindo algo de información adicional sobre el lugar respondiéndole:

-“Sin embargo no hay mucho trabajo aquí arriba al parecer…”- le comentó al guardia restándole importancia

-“¿Y eso a que viene?”- Preguntó intrigado

-“No tienes que subir a menudo aquí, sin contar que nunca escuche nadie subir las escaleras al piso superior a este. Podría apostarte mi próxima cena a que no solo no hay prisioneros en los pisos siguientes sino que sino que debo ser el único en este condenado lugar”-

Ambas miradas se cruzaron, casi sacándose chispas luchando para no ceder ante el otro. No duró mucho hasta que el soldado comenzó a reír y respondió

- “Amigo, temo decirte que has perdido tu comida del día. En lo primero tenias razón pero tú confianza te traicionó, aunque has fallado por poco. Y yo que te pensaba traer algo de cordero y vino, tu te lo pierdes.”- Y se alejo esbozando una sonrisa burlona.

Thomas estaba aun mas intrigado, con un poco de sutileza había conseguido valiosa información sobre el lugar aunque se preguntaba que más había por saber de allí. Tenia una extraña sensación de que no importaba cuantos años pasar allí, detrás de esos derruidos pisos y paredes siempre encontraría algo por descubrir.

domingo, 28 de octubre de 2012

La Ciudad de los Ángeles Caídos: Capitulo 3

 La llamada de la noche: Caminos que se cruzan

Sangre y lluvia, ambas estaban destinadas inevitablemente a encontrarse bajo la miseria de la metrópolis. Donde las callen se pierden y el hollín corrompe el aire caen oscuras mezclando pureza con corrupción, anhelo con desesperanza. Cruel dualismo que irónicamente calma la sed de algunos y ahoga la garganta de otros.

Mientras en la planta baja las sombras de lo incierto posaban su pesado manto sobre sucedido, en el 5to piso Annie golpeaba con furia la puerta, esa misma que Gordon había cerrado con llave minutos antes de marcharse y que ahora la separaba de los desconocido. Ella realmente no entendía, desde el momento en que Gordon se alejo comenzó a sentir una horrible sensación de intranquilidad; tenía el presentimiento, mas bien la certeza, de que abajo se encontraba un gran peligro y sin embargo no podía pensar otra cosa que correr hacia él.

Sin otra llave de repuesto en todo el departamento no podía más que intentar forzar la puerta, golpear con fuerza y gritar por ayuda, lamentablemente para ella nunca llegaría nadie en su auxilio ya que la gente cuerda había abandonado el edificio hace largo tiempo. Desde que ese pobre niño muriera aplastado por una loza desprendida gran parte de los inquilinos fueron reubicados en zonas iguales o peores mientras que solo permanecieron allí algunas prostitutas y quienes se ganaban la vida en negocios más turbios (y estos últimos jamás responden a un grito o llamado).

Los minutos se perdían entre intentos, golpes y gritos de desesperación; la puerta no respondía a sus demandas manteniéndose firmemente cerrada por más esfuerzo que realizara. Golpe tras golpe los ojos de Annie se llenaban más y más de lágrimas hasta desbordar cual río en una noche tormentosa. Ahora se encontraba arrodillada bajo el peso del cansancio y con la cara escondida entre sus brazos, el rimel había teñido sus lágrimas de negro dejando su rostro lleno de oscuros surcos. Pero su cara no era la única manchada de oscuridad, sombras del pasado habían renacido tomado control sobre su mente inundándola de recuerdos lejanos y casi olvidados, asfixiándola cada momento con escenas del pasado. Casi como una película se le presentó  primero la partida de su padre, luego la muerte de su madre y por ultimo la completa soledad de sus primeros días en la ciudad. Lo curioso es que en ninguno de esos dolorosos momentos del pasado ella había cedido ante las lágrimas, no recordaba la última vez que había sentido esa calida humedad sobre sus mejillas.
“Anna Smith, se fuerte una voz se repetía cual eco dentro de su cabeza, ella siempre fue una mujer dura, no dejaba que los golpes lastimaran su alma sino que dañaban solo su cuerpo y como bien sabia, las heridas físicas curan con el tiempo. Pero en este momento había recibido un golpe mucho mas profundo, uno que paso inadvertido y quebró su alma en pedazos.

Es curioso como las personas se dan cuenta el valor de las cosas cuando las pierden, fue recién allí, bajo la angustia absoluta, que la pobre mujer pudo ver a James Gordon Brown no como ese ser estupido, gordo y torpe que pagaba por sus servicios sino como ese hombre atento, tierno y bueno que le todo su brindaba cariño y atención. Y lo peor fue que ya era tarde, ella lo había dejado escapar de su vida y no había hecho absolutamente nada para detenerlo.

Lagrimas y silencio, llanto, lluvia y arrepentimiento bajo una brisa profunda.
Un leve viento se había levantado, haciendo bailar las cortinas y congelando su cuerpo, con desgano Anna se levanto a cerrar la ventana cuando notó que extrañamente esta había permanecido todo el día, y hasta ese momento, cerrada…

-“Muévete y te rebanare la garganta, intenta gritar y juro que harás gárgaras con tu sangre antes de ahogarte en ella, ¿Entendido?”- De un segundo al otro el cuello de Anna se encontró con un cuchillo afilado y con una voz más filosa aun que, amenazante y segura, la paralizo al instante. No era la primera vez que Anna se encontraba en una situación así, conocía el procedimiento; sabia que lo más importante, si quería conservar su vida, era mantener la calma. Asintió con cuidado y esperó a las demandas de su atacante.

-“¿Dime donde se encuentra Gordon Brown?”- preguntó claramente  una voz femenina, el corazón de Anna dio un vuelco; la mujer detrás suyo había llegado “quien sabe como” a su departamento, ¡en un quinto piso a través de su ventana!, solo para encontrar a Gordie y seguramente no con buenas intenciones. No podía decirle, simplemente no podía.

-“No…. No te lo diré…”- Y sacando ese poco de valentía que uno guarda toda su vida para un momento decisivo, tomó con fuerza la mano que mantenía un cuchillo sobre su garganta y agrego -“¡Mátame si quieres, pero no dejare que tomes la vida de Gordie!”-

Lluvia y silencio, solo lluvia y silencio. Para sorpresa de Anna la presión de su cuello cedió junto con el arma, dejándola tomar algo de aire y reponerse de su golpe de valor. Ya entera dio media vuelta para encontrarse con una mujer de fríos ojos, capaces de congelar a una persona con solo dedicarle la mirada correcta. Mezclaba de manera perfecta ese fiero mirar con un pálido y delicado rostro, dándole le aspecto tanto de lobo como de cordero; diciendo así:

-“Hay muchas personas que están tras Gordon Brown y no dudaran en tomar su vida. Para su fortuna yo solo estoy interesada en los documentos que lleva, así que si te interesa volverlo a ver con vida será mejor que dejes de perder mi tiempo y me digas donde está antes que alguien más lo encuentre. ¿Entendido?”- dijo guardando el cuchillo en su cintura mientras tomaba una toalla del baño para secar sus ropas y su rubio cabello- “Y no me hagas perder el tiempo, no puedo gastarlo en convencerte. Si lo quieres vivo, habla ahora”-

Por alguna razón Anna no dudaba de la honestidad de su interlocutora, no por que no la creía capaz de matar a Gordie sino por todo lo contrario. Ella sentía que la mujer enfrente seria capaz de asesinar a toda una familia si fuera necesario, pero había algo en ella que le decía que no lo haría de buen gusto y a menos que fuera absolutamente necesario, así la joven pelirroja decidió dejarse llevar por intuición femenina.

-“Gordie… recibió un llamado hace varios minutos, estaba muy nervioso, luego de cortar se despidió y salio del departamento cerrando la puerta con llave detrás de él” señalo acongojada, como si comenzara a revivir el momento una vez. Fue así que con dolor y angustia agregó –“Tu… una vez que obtengas lo que buscas… ¡por favor, devuélvemelo con vida!”

Aléïn era una asesina bastante particular, mas allá de sus excelentes habilidades poseía un código moral que,  aunque a veces le traía varios problemas, le ayudaba a mantener algo de su humanidad. Para las personas que desde niño aprendieron que la vida no es más que una moneda de cambio se le es hace difícil mezclarse con el rebaño, confundirse con la gente gris que habita el mundo, esa que tiene problemas mundanos, emociones a flor de piel y seres a las que cuidar; siendo justamente eso es los que los crea como individuo y persona,  y mas importante  lo que les permite interactuar con sus pares. Cuando estos observan a alguien como Aléïn sienten instintivamente que algo anda mal, a veces lo sienten como si una pequeña voz les gritara “¡huye!”, otras veces se paralizan como si se encontrara súbitamente ante un depredador. Por ello, los que realmente caminan el camino de la sangre saben cuan importante es mezclarse, pasar desapercibido, conservar un lado humano; eso hace que los asesinos realmente hábiles sean personas únicas, a veces mas morales que el medico que trabaja en un lujoso hospital o el policía que sale a patrullar las calles.
En este caso, Aléïn Viridar, alias el cuervo sangriento, mantenía código la obligaba a nunca tomar la vida de un niño y a la vez trataba de no tomar la vida de quienes no sean su objetivo, no solo por que no se sentía bien sino para mantener su bestia encerrada, alejada de su exterior. Por ello Anna se sintió aliviada cuando escucho -“Lo intentaré” por parte de la extraña frente a ella, era mucho más de lo que podía pedir.

Rápidamente Aléïn se acercó a la puerta e intentó abrirla pero escuchó algo proveniente de la calle que le hizo cambiar de opinión, un auto había acelerado rápidamente alejándose de allí; no podía perder mas tiempo y forzar cerraduras no era su fuerte, así pensándolo mejor decidió salir del departamento de la misma manera que entró, a través de la ventana. Una vez allí, utilizando la soga por la cual anteriormente se deslizó desde el edificio abandonado de enfrente a la escalera de incendio del 5to piso donde ahora estaba parada, de un tirón recuperó el gancho y lo arrojó atado a la soga a una tubería enfrente cerca del suelo. Una vez firme, con elegancia y sigilo se deslizó terminando así su descenso en un callejón entremedio; las agujas seguían corriendo, avanzó rápidamente hasta la entrada del edificio, sin duda de allí había provenido tanto el ruido del vehiculo alejándose como el que forzó a Gordon a abandonar el departamento.
La puerta de entrada había sido rota en pedazos y los vidrios se habían esparcidos por el suelo cual alfombra de bienvenida; parecía que no había rastros de nadie en ese momento, pero había indicios de que varias personas habían estado allí hace no mucho tiempo. Los fragmentos de cristal más delgados y finos mostraban que alguien había ingresado y las pequeñas gotas de sangre que terminaban en una gruesa mancha sobre el costado de las escaleras le hacían pensar que alguien allí había sido herido y fue arrastrado lejos del edificio, allí en un rincón dio con unos gruesos lentes; estos eran anticuados y se habían roto recientemente,  pero lo que realmente interesaba es que sobre su cristal estaba con escrito con lápiz de labio un numero de teléfono.

Ella conocía lo que significaba aquello, no solo que había perdido a Gordon sino que si había alguna manera de recuperar algo de información era intercambiando su vida con la de él, no tenia mas opción que jugar el juego. Extrajo de su bolsillo el celular e hizo esa llamada que tanto quería evitar. 


-“Hola mi querido cuervo, hacia tiempo que no hablábamos. Sé por buenas fuentes que me estas buscando, ¿me extrañas?”-  Esa voz, irónica y soberbia, el núcleo de su odio y deseo de venganza, el hombre que había tomado control de su vida años atrás y a la razón de haber vuelvo a la Ciudad de los Ángeles perdidos. Demian estaba al otro lado del teléfono, ex amante, actual líder de operaciones de Militia y por sobre todas las cosas, su hermanastro.
                 
- “Perro inmundo, no tengo palabras para describir lo que haré cuando te encuentre pedazo de bastardo. Por la memoria de mi padre y hermanos te devolveré todo el dolor que les causaste, cada vida arrebataste…” pero fue rápidamente interrumpida

-“Disculpa pero te pones muy sentimental al respecto y no tengo tanta paciencia, ahora que lo mencionas, ¿Sabes cuales fueron las ultimas palabras del nuestro padre? se encontraba en el suelo, convulsionante y en shock, y aun así encontró la fuerza para preguntarme con su ultimo aliento ¿Por que? .Él sabia que siempre lo odie, pero nunca imagine que fuera tan idiota como para preguntarme algo así. En fin, me canse de hablar contigo, Selene atiéndela por favor, no puedo razonar con ella.”

-“Aléïn Viridar, voy a ir directo al grano. Tenemos a Gordon Brown y es solo cuestión de tiempo para que averigüemos lo que él sabe, ahora comienza una carrera contra el tiempo. ¿Podrás recuperarlo antes que nos deje de ser útil?  Tic tac, el tiempo corre”-

Este era el momento, por esto había llegado a la ciudad y por ella había recurrido al exilio los últimos años. Era tiempo de probarse a si misma, tiempo de retribución y venganza; pero si quería aumentar sus chances de victoria iba a necesitar ayuda, toda la que pudiera conseguir.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Esencia

Nunca antes había sido cautivado de tal manera, no fue una mujer ni un paisaje sino la noche misma quien destruyo y volvió a armar todo mi ser, no fui atrapado de manera parcial sino por completo, me encontraba preso en su fantasía, embriagado ante su indescriptible belleza y paralizado por su magnificencia. Hoy, días mas tarde, puedo decir que no me encontré frente a una escena perfecta, ordenada, sino nacida del propio caos, tan caprichosa como única, delicada como irreal.

Sucedió sobre el final de otro largo y decepcionante día, las últimas horas de oscuridad me encontraba volviendo a mi hogar una calida noche de invierno, tan etérea y ficticia como su naturaleza contradictoria.

Hasta ese entonces ver y mirar me parecían lo mismo, lo interesante sucedió cuando comencé a ver realmente, a centrarme sobre esos detalles que antes no significaban nada en lo absoluto pero intentare no adelantarme. En fin, estaba allí dejándome llevar por un camino que se casi se desplegaba sobre mis pies a fuerza de rutina mientras mi mente vagaba en “quien sabe donde”, no recuerdo sobre que rondaban mis pensamientos pero si el sentimiento que contraje, una sensación extraña, casi de expectación.

A partir de ahí la realidad y fantasía se mezclaron, no puedo asegurar hasta que punto mi historia es cierta pero a partir de allí se produce un quiebre, bajo una tenue luz blanquecina unas chispas danzantes aparecieron de la nada. Su origen fue incierto, no sabría decir si se trataba de un cigarrillo rodando por el suelo o simplemente algún efecto visual, pero sin duda había algo mágico allí; el viento, ausente hasta ese momento, tomó las pequeñas estelas para romper todo orden y pintar, con esos brillos anaranjados y caprichosos, lo que me pareció una puerta a otro mundo.

Mi cuerpo intentó seguir adelante pero mi alma había sido capturada por completo, ella había decidido sin mi consentimiento volverse un espectador. El tiempo se detuvo en medio la acto, dejando las hojas traídas por el viendo suspendidas por el aire, roto su destino de encontrar el suelo ahora decoraban el escenario con su castaño, contrastando espléndidamente con los pequeños destellos blancos del cielo y el azul profundo del mar estelar. No se aun como pero logre girar mi cuerpo pero no pude detener el movimiento, y así gire y gire para observar el mundo como una realidad más allá de uno y todos, mas allá del bien y el mal, similar a una pintura donde cada uno la interpreta desde su postura. La noche había roto las cadenas del orden y se presentaba ante mí con la única cara que nunca me compartió, su rostro lleno de mística belleza.

Hoy me encuentro liberado de ese transe, o mas bien exiliado, expulsado de esa fantasía. Conocí un significado profundo que se me escapa a las palabras, una sensación que seguiré buscando recontrar en cada tormenta de verano o ventisca de otoño, solo espero en algún momento poder reencontrarme con esa magia oculta que celosamente guarda al mundo.

martes, 21 de agosto de 2012

La Ciudad de los Ángeles Caídos: Capitulo 3

La llamada de la noche: Silencio

La salida apresurada de James Gordon Brown lo llevo a un pasillo sucio y asqueroso. Aunque era difícil de creer, el interior del edificio transmitía aun mas aire decadente que el exterior, un simple vistazo nos remitiría directamente a la más sucia y abandonada obra en construcción. Los pasillos eran tan regulares y desgastados como genéricos, arruinados por los años y devenidos rápidamente en escombros por un mal diseño inicial, un buen vistazo develaba no solo cimientos completamente derruidos sino que además los pisos y el exterior de los departamentos  habían perdido cualquier signo de identificación junto con cualquier indicio de luz artificial volviendo el lugar en una suerte de oscuro laberinto en ruinas. No obstante Gordie, quien ya hacia unos años que solía visitar a Anna, con el tiempo había aprendido a identificar cada piso y puerta por imperfecciones tales como rajaduras de las paredes y manchas en los techos. Así fue como se dejo guiar a su destino por la decadencia del lugar, avanzando a través de paredes agrietadas, esquivando el gran agujero del 3er piso y parte del suelo inestable para terminar finalmente sobre las escaleras rotas del primer piso.

Asombrosamente el miedo se mezclo con el riesgo para generar una gran dosis de energía suficiente para semejante actividad física, lamentablemente la adrenalina no compartió sutileza alguna dejando así que su torpeza nata elimine todo sigilo posible. Gordie había llegado a recorrer casi todo el camino en tiempo record pero más de la mitad fue tropezando y la otra mitad rodando escaleras abajo, siendo recibido por un coro de ruido y agitación. Ya con el equilibrio recuperado se llego a acurrucar sobre un costado y se preparó para la acción. Para fortuna de él, la planta baja era el único lugar donde aun funcionaban las luces automáticas, dándole una leve ventaja a la hora de identificar la razón del estruendo que lo movilizo hasta allí. Resguardado entre sombras el poco atlético hombre se encontraba decidido a todo si con ellos lograba mantener a Anna alejada de cualquier riesgo. Así que entonces antes de aventurarse al peligro tomó con cuidado sus gruesos lentes y el limpio contra su ropa desempañándolos, una vez sobre sus ojos, y luego inspirar profundamente, decidió a asomarse para echar un vistazo.

La imagen pese a ser bastante nítida no le transmitió demasiada información ya que la escalera no daba directamente contra la puerta principal de la planta baja sino sobre el largo pasillo que le precedía, allí el suelo estaba lleno de vidrios rotos provenientes de puerta que daba a la calle y en el medio un gran ladrillo, la razón del estruendo.

-          Talvez fue alguno de los tantos drogadicto que rondan la zona, seguro que debe ya debe encontrarse a kilómetros de aquí- quiso creer, pero ese pensamiento reconfortante desapareció rápidamente al escuchar pisadas que se anunciaban haciendo crujir los vidrios rotos.

El corazón comenzó a palpitar rápidamente, tanto que temió por un momento que alguien más lo escuche. Sin duda había alguien allí y se dirigía directamente hacia donde se escondía él, sus opciones se esfumaban rápidamente y no tenía el valor suficiente para alejarse de su refugio y encarar el extraño, así que sin pensarlo y en un acto de coraje y estupidez intentó, siempre desde la seguridad de su escondite, intimidar al intruso.

-          “¡Alto ahí, estoy armado y ya he llamado a la policía. Así que tú decides: ¡Puedes seguir avanzando y terminar muerto o escapar para vivir otro día!”


Solo se escuchó un profundo silencio seguido por un suspiro y el inconfundible y delicado sonido de un casquillo encontrando el suelo.

martes, 17 de julio de 2012

Retazos desde el otro lado

El foso, Día 7

Se había cumplido una semana desde que el mundo y todo su contenido habían sido arrebatados súbitamente de Thomas y lo habían arrojado a una celda para padecer ,ignorante de su destino y sus pecados, el peor de los tormentos: ser olvidado

El paso de los días castigaba constantemente al pobre noble con nuevas torturas, en esos momento no solo comenzaba a sentir la presión del tiempo, la rutina y el desamparo, sino que también luchaba contra la soledad y la incertidumbre que, en conjunto, comenzaban a derrumbar poco a poco los pilares de cordura que aun se sostenían en pie dentro de su mente. Hacia poco su cabeza comenzó a jugarle extrañas jugarretas, a menudo mientras saciaba su hambre con esas sopas horribles podía jurar que sentía el respirar lento y profundo del viejo Jack detrás suyo, como siempre fue, asistiéndolo, esperando para rellenar su copa con mas vino o para levantar la mesa; pero entre todas las ilusiones la mas cruel sucedía por las noches antes de dormir, cuando el sueño comenzaba a tomarlo en brazos para alejarlo de la cruel realidad podía jurar que sentía los suaves labios de su amada, Eva, despidiéndolo para siempre, como si ella prefiriera que ,ante tanto sufrimiento, seria mejor para su amado pasar todo la eternidad en ese lugar onírico que mezclaba el pasado y fantasías, donde podía sentir una completa seguridad. Pero nada era seguro y llegado el momento hasta los sueños comenzaban a traicionarlo cambiando a veces su contenido, del dulce pasado por el presente, cruel, frió y cercano.

El estado físico y mental de Thomas era deplorable, no solo su mente se encontraba algo deteriorada sino que la piel comenzaba a pegarse sobre sus huesos y podía sentir las costillas marcándose sobre su torso; con el fin de mantenerse ocupado había comenzado a aceptar poco a poco su papel de prisionero incursionando en las tareas típicas de un reo: marcar en la pared los días transcurridos, ocasionalmente conversaba consigo mismo en voz alta para no perder la cordura o intentaba atraer algún pequeño roedor con los restos de pan que le sobraban. Pero lo que mas padecía era la aislamiento, muy pocas veces se acercaba que algún carcelero para traerle comida o bebida y nunca intercambiaban palabra alguna con él; todos eran hoscos y brutos por naturaleza, pero sumado a ello había algo extraño, talvez parte de sus ordenes eran no entablar contacto alguno con ese recluso en particular. Esa era una idea que daba vueltas sobre la cabeza de Thomas y no estaba dispuesto a olvidarla, así que esa misma madrugada aprovechando la visita del guardia que solía dormir siestas en la habitación cerca de su celda, y siendo de esperar su despertar cerca de la mañana, el prisionero lo aguardo despierto para indagar al carcelero.


-          Me he cansado de negarlo, gritar, desesperar y renegar. Pero eventualmente lo acepté, soy un prisionero y al parecer mi destino se encuentra atado a este lugar; ahora te pregunto buen hombre, ¿que puedo hacer yo para lograr que mi estadía en este lugar sea menos horrible?” mencionó de manera casual, sin quitarle los ojos al guardia

-           “Lo siento, pero hay ordenes precisas. No puedo hacer nada más por ti que alcanzarte algo de alimento; ni siquiera se me permite oficialmente permanecer dentro de esta celda”


-     “No estoy pidiendo nada en particular. ¿Sabes?, mis amigos y familiares seguramente estén buscándome en estos momentos y seguramente tarde o temprano momento den conmigo. Una carta con mi ubicación seria muy bien recompensada por mi familia.” Otra vez clavo la mirada en su interlocutor, pero nuevamente no sintió nada. Había algo que lo mantenía firme su convicción y podría asegurar que no era una buena paga ni una ciega lealtad sino algo mas frió y cruel.

-    “Jejeje entiendo a donde quieres llegar, pero te estas equivocando. Este lugar no es una cárcel común, muchacho. No por nada se la conoce como el foso de las almas, apuesto que en tu vida has escuchado el nombre Frulghod y no es por que no hayas vivido lo suficiente, podría apostarte que recorrerás todas las tabernas del reino y no habrá una sola alma que podrá decirte a que le corresponde ese nombre o su ubicación.”

Thomas se tomo unos segundos para pensar, necesitaba ordenar esas palabras junto con todo lo que había vivido hasta el momento. Había una lógica, un orden y un patrón para todo eso, para su sorpresa le tomo menos de lo esperado acomodarlas las piezas del rompecabezas.

-    “No puedes hablar oficialmente conmigo, me encuentro en una prisión secreta y oculta encerrado bajo cargos que nunca cometí, mi familia nunca será informada de mi destino. Eso significa que… ¿soy un preso político?”

-    “Eres listo muchacho, talvez el uso de esa astucia sobre las personas    equivocadas fue la razón que te trajo aquí. Eventualmente lo descubrirás, te dejaré solo con tus pensamientos.” Dijo dejando así un largo silencio en la sala, mientras el guardia comenzó a tomar sus cosas e hizo ademán de retirarse Thomas sentía el fuerte peso de las palabra sobre su espalda. Decidido a averiguar algo más demoró la salida del carcelero una vez más.


-    “Alto, no te vayas. Respóndeme, ¿Qué queda de mi entonces?

-          “Resignarte y comportarte son tus únicas opciones, talvez así puedas pasar el resto de tus días viviendo aquí tranquilo. Con los años es posible que llegue un momento, cuando todo aquel que te conozca, te haya amado u odiado estén todos muerto, y recién ahí cuando sus descendientes no recuerden tu nombre y tu existencia no haya sido mas que una gota mas en el mar; talvez allí , si aun estas vivo, se te permita volver al mundo”

-          “Pareces sincero, si este presente es el que esta condenado a ser mi futuro me siento tentado a ignorarlo eligiendo así por mi propia voluntad la liberación a manos de la muerte, menos cruel y mas misericordiosa que este destino trazado por los hombre”

-     “Créeme que tu vida vale algo aun, sino seguramente ya estarías muerto” pero estas palabras llegaron muy lejanas, el prisionero aun no tenia las respuestas a todas sus preguntas y aun la incógnita sobre el prendedor encontrado en su celda y el dueño de él representaban la pieza faltante que talvez lo devolverían a la vida una vez mas.

jueves, 28 de junio de 2012

Retazos desde el otro lado

El foso, Día 2

Las siguientes horas pasaron velozmente para Thomas Lockward, padeciendo entre sueños y retazos de los eventos recientes, podría jurar que, entre sueño y despertar, sintió una sensación extraña y casi familiar, un toque calido y compasivo, casi humano; pero la realidad se encontraba fundida de manera completa con la fantasía difumando y mezclando cualquier otra sensación, llevándolo a sentirse ahogado entre recuerdos e imágenes que pujaban por salir todos juntos.
Su primer pensamiento fue reconocer que había logrado despertar, rápidamente intento calcular en que momento del día se encontraba pero fue en vano, la celda se encontraba tan aislada del exterior que le pareció artificialmente bañada en su propia noche; una pequeña brisa lo reencontró con su cuerpo, frió y húmedo, empapado por sudor y vomito, fue un gran alivio para él saber que aun sentía, que todavía podía sentir el dolor ya que eso significaba que aun conservaba la capacidad de sentir la dicha.

La oscuridad dentro de la celda era absoluta, tan densa, casi tangible volviendo sus ojos inútiles; en contraparte la mente de Thomas había recuperando esa agudeza mental que lo caracterizaba y ya se encontraba intentando dar luz sobre lo sucedido, tratando de unir los cabos sueltos de su historia.
Recordaba con claridad haber caminado por horas, una gran pelea, una mujer muerta y un filo atravesando el pecho de un hombre de honor. Pero no podía ser, él nunca seria capaz de eso, secuestro y asesinato, tenía que haber otra explicación; pese al esfuerzo no pudo arrancar más recuerdos de su cabeza.

Al poco tiempo su preocupación sobre el pasado comenzó a situarse más bien en el presente, su boca se sentía demasiado áspera y el hambre agitaba con fuerza sus entrañas; intentó moverse de esa incomoda posición en la cual había descansado todo el día pero algo extraño sucedió. Una de sus piernas parecía libre de atadura alguna, no tenía rastro de grillete sobre ella; talvez entre esos sueños arremolinado lo llevaron a agitarse y revolverse hasta el punto de haber arrancado una de las cadenas, pero eso era imposible ya que hubieran quedado rastros del grillete que aprisionaba el pie. Sin pensarlo dos veces intentó tirar demás cadenas que lo retenían pero nada sucedió.

Fue curioso, ante tanto forcejeo podría haber jurado que sintió un pequeño ruido, como si hubiera golpeado algo con las cadenas, no pudiendo fiarse de sus ojos entre intentó tantear a ciegas alrededor del piso hasta que llego a él una pequeña jarra metálica, ésta parecía contener un liquido frió y algo insípido. Toda una vida de platillos deliciosos y el modo de vivir de un noble no lo ayudaron identificar que esa bebida algo viscosa en sus manos era sopa de pescado, algo fría y grumosa. Luchó por unos momentos contra la dignidad que poseía pero la batalla fue realmente corta, antes de darse cuenta se encontraba bebiendo torpemente de la jarra hasta vaciarla, tragando rápidamente cual animal hambriento y desesperado; dejándole un gusto horrible en su boca pero almenos ahora el hambre había desaparecido, había llegado a engañarlo por momentos.

Varias horas pasaron en silencio y oscuridad, las sombras comenzaban a volverse menos densas o talvez sus ojos se acostumbraban a ellas, no sabría explicarlo pero con ello despertó en Thomas una ira profunda; como si odiara adaptarse a ese foso horrible ya que eso implicaría aceptar a un nuevo yo, Thomas, el prisionero. La necesidad de demostrarse a si mismo que aun era un hombre de honor era fuerte, pero la soledad y la desesperación la destruyo fácilmente siendo así que, mientras en un principio fantaseaba con que todo sea un error, un mal entendido que lo devuelva a su vida pasada, no paso mucho tiempo para que en verdad se conformase con que alguien lo tratara como persona, como un ser y no un alma olvidada en el lugar mas oscuro y perdido de la tierra. Fue en ese momento que temió la llamada de la demencia, una amenaza más real y peligrosa que el hambre y el sueño pero unos pasos y la puerta latosa abriéndose lo salvaron de si mismo, alguien había entrado a la recamara.

Un silbido comenzó a rebotar por sala mientras sentía esas llaves, las que seguro podrían otorgarle la libertad, rebotando en la cintura del recién presente. Éste, a oscuras, arrastro una silla sobre una esquina y se sentó pesadamente para pasar los siguientes minutos, que por cierto para Thomas parecieron una eternidad, en completo y absoluto silencio.

-          “Disculpa, podrías abrir un poco la puerta. Necesito un poco de luz”- pidió el prisionero al recién llegado

-          “Heyyy, escoria. ¿Que demonios haces aquí? Pensé que estas celdas se encontraban vacías, ¡estas rondas nocturnas están arruinando mi sueño! Maldición, encima no tengo otro lado para dormir”- respondió con una voz ronca y sincera

-          “Señor, le imploro que alumbre un poco la habitación. Necesito alejar las sombras de la demencia almenos por un rato, prometo mantenerme callado si es necesario y dejarlo dormir”- Para su sorpresa, el guardia abrió una ventana situada enfrente de la puerta que brindo algo de luz nocturna a las celdas, en se momento Thomas que una de sus piernas se encontraba libre así que no levantar sospechas acercó su pie libre al grillete donde se suponía de debía estar.

-          “Bien, ahora déjame dormir un rato. Juro que si haces el menor ruido me encargare de que… de… ¡maldición, solo mantente en silencio, ¿quieres?!

Cumpliendo su parte, lentamente el prisionero se acomodó contra la pared centrando su atención sobre guardia que intentaba dormir en un rincón alejado, allí donde las sombras no amenazaban su despertar. Un pequeño brillo nocturno acompañaba ahora la sala, llegaba desde la puerta en una de las esquinas hasta tocar levemente un pequeño fragmento de barba del soldado dormido, en la otra pared.
Era la primera vez que el joven noble podía ver el lugar que se encontraba con plena claridad, sin sombras, alcohol o sueño que nuble su visión. La sala era tan amplia como las habitaciones del castillo, se encontraba dividida en tres celdas, siendo él quien se ubicaba en la del medio mientras las demás se encontraban vacías; las superficie era lisa salvo en su celda donde las sombras escondían parte de la suelo irregular y rugoso Entre tanta inspección no pudo dejar de notar  un pequeño punto brilloso cerca suyo, parecía ser un objeto brilloso caído entre unas baldosas. Pero era imposible llegar a él sin despertar al guardia así que optó por calmar su curiosidad hasta que el guardia termine su sueño y se aleje de allí.




El tiempo pasó rápidamente trayendo consigo el amanecer y algo de hambre junto él, no solo eso sino que además hacia rato que a Thomas le urgía tomar algo para refrescar la rasposa garganta; para su sorpresa esas sensaciones poco placenteras no duraron mucho ya que con los primeros rayos del sol el carcelero despertó de su sueño y luego de desperezarse completamente tomó un jarro a un costado de la celda y se alejo de la sala solo para volver al poco tiempo con el jarro lleno de agua y una rodaja de pan. Este abrió la celda y le dio en mano al prisionero la comida y la bebida junto con las siguientes palabras.

-           “Mantente en silencio la siguiente ocasión y puede que te traiga además algo de vino”- y sin mas cerro la celda y tomo el yelmo del suelo retirándose para seguir con su trabajo.

 A los ojos de Thomas el soldado parecía una persona transparente y sincera, de esas con la que podría entablar amistad en otro momento y en otro lugar, lamentablemente este nunca sería ese lugar. Una vez solo, el joven se dispuso a comer con ganas; pese a eso fue precavido y guardo una rodaja para más tarde para cuando el hambre lo amenace nuevamente. Ya satisfecho dirigió su atención a ese descubrimiento, ese pequeño punto brilloso en el suelo que brillaba por momentos; con esfuerzo extendió su pierna libre para tratar de alcanzarlo. No fue fácil y le llevo gran parte de la mañana y el mediodía lograr el estiramiento para alcanzarla y la habilidad necesaria para tomarla con los dedos. Fue extraño, entre sus manos tenia un pequeño prendedor algo gastado color cobre, en el centro poseía una forma similar al de una moneda mientras que a los lados se encontraba adornado por dos pares de alas; al revisarlo por detrás se sorprendió al notar que no poseía aguja alguna. Thomas examino por largo tiempo su descubrimiento, no parecía sucio así que el prendedor debía haber llegado allí recientemente y podría asegurar que solo podía un carácter decorativo así que difícilmente un soldado llevaría algo así consigo. Fue allí cuando una pequeña idea se disparo en su mente, ¿y si el dueño del prendedor fue la persona que le libero la pierna de su atadura? Eso podría significar una sola cosa, no se encontraba completamente perdido en ese foso ¡Alguien lo reconoció e intentó liberarlo! Pero ¿Quien?

sábado, 9 de junio de 2012

Retazos desde el otro lado

El foso, Día 1

El paso del tiempo se puede medir no solo en días y semanas; sino también en momentos, en situaciones y eventos, tanto en risas como en llantos. Por ello es difícil de creer todo lo que puede llegar a pasar en solo una madrugada, desde la aparición de la última estrella del cielo hasta  la llegada de los primeros rayos del sol.
Muchos hombres reflexionaron sobre esto en el pasado, pero en este punto de la historia no era un filósofo ni un pensador quien intentaba dar orden al tiempo, sino un golpeado y confuso prisionero.
La mañana encontraba a un joven algo amnésico encadenado cual animal en una celda húmeda y olorosa donde, pese  al sueño en su mente y alcohol en su sangre,  trataba de darle algo de sentido sus difusos recuerdos; los cortes sobre su brazo y manos lo mantenían en la realidad mientras los vestigios de vino aun en su cuerpo lo arrastraban a la fantasía, a un mundo lejano e irreal donde todo parecía un sueño.
El muchacho observo ambas celdas contiguas pero se encontraban vacías, la iluminación era escasa y los grilletes lo suficientemente fuertes como para dificultarle una posición cómoda para distinguir algo mas que sombras; fue en ese momento cuando, acurrucado contra la pared el sueño comenzaba a resguardarlo del miedo y la incertidumbre, comenzó a escuchar unos pasos a lo lejos, al instante la puerta del recinto se abrió trayendo consigo al dueño de una voz extraña y rasposa.


-          “Despierta asesino. Aquí figura que Thomas Lockward era tu nombre, ¿no? Te has metido en un gran problema muchacho, en uno de esos problemas que seguramente termine por separar tu cabeza del pescuezo.”- Dijo el carcelero con tono burlón mientras jugaba con las llaves de un lado a otro. -“Mira que he visto estupidos, borrachos y brutos; pero nunca uno como tu, tratar de secuestrar a la hija de un noble…fue por el dinero ¿no? ¿deudas quizás?; no importa el motivo, ya que estas mas cerca de la otra vida que de esta, si entiendes a lo que me refiero.”

Estas palabras cayeron como un balde de agua sobre Thomas, permitiéndole recuperar parcialmente el sentido del tiempo y espacio.

-          “¿De que estas hablando? ¡Así es, ese es mi nombre y si no me sueltas inmediatamente va a ser tu cabeza la que ruede por el suelo! Juro por el rey que…”- pero las palabras no surtieron el efecto deseado perdiéndose entre las risas de carcelero. No obstante algo lograron ya que el hombre pareció interesarse en ese bandido ebrio y golpeado que le estaba respondiendo con algo de ímpetu, así que fue a buscar un banquito de un costado y tomó asiento frente a la celda para inspeccionar bien al delincuente.

-          “Mira, te ahorraré el discurso. Yo soy un simple hombre, un buen ciudadano y padre que hará todo para que su familia viva lo mejor posible. Tengo suerte que mi señor y patrono me mantenga y garantice mi trabajo; sabes, el solo tiene una regla: Nunca dudes de mis palabras. Si él me dijera que mañana el cielo caerá sobre nuestras cabezas aplastándonos cual insectos, yo comenzaría a cavar bien profundo, ¿entiendes?
Hoy cerca del amanecer unos caballeros llegaron a mi hogar, había trabajo que hacer así que me vestí rápidamente y salude a mi familia; aparentemente traían a rastras a un borracho que secuestró a la pobre hija de un noble y luego, cuando su padre recaudo el dinero para recuperar la vida de su amada niña, el bandido lo ataco dejándolo herido de muerte. Podría haber jurado que esperaba encontrarme con un estupido y vulgar malhechor, de esos que no tienen un gran futuro fuera de la ley. Pero pareciera que acá, el bandido destruido y perdido frente a mi, no es un simple plebeyo sino la mera sombra de alguien mas grande.”

-          “¿Donde estoy? ¡déjame salir! ¡Soy…!”- bramó con furia pero sus palabras fueron interrumpidas por un súbito vomito, su cuerpo intentaba recuperar el control expulsando una sustancia gris y densa.

-          “Cuidado, con calma, tranquilo. Maldición, odio cuando les pasa esto, las personas como vos arruinan mi almuerzo. ¿Sabes que haremos? Me retirare por el momento, comeré algo y luego volveré cuando te encuentres mejor. Por ahora trata de descansar y recuperar energías, por que sabes, las vas a necesitar.”- Y ya lejos de la celda con un estruendoso ruido metálico cerro la pesada puerta no sin antes gritar. –“Bienvenido a Frulghod, el foso de las almas”

jueves, 10 de mayo de 2012

Retazos desde el otro lado

 Noche

Los festejos por la semana de la abundancia  había sido recibido con alegría y esperanza en todo Albalice, desde los pueblos mineros mas remotos hasta la misma capital detenían sus actividades por dos días para realizar los festejos tradicionales de agradecimiento al sol por sus bendiciones y pedir para un mejor mañana.
Mientras la plebe se liberaba de sus preocupaciones entre risas y festejos, los jefes de los clanes más poderosos de todo Albalice se reunían en la capital para debatir sobre el difícil tema de la seguridad y el futuro de las tierras.

Así la sala de reuniones del castillo real se encontraba más de una veintena de hombres, caballeros firmes y fieles súbditos de la corona sentados alrededor de una larga mesa. En la cabecera se encontraba el Rey Charles acompañado por su hijo, intentando ordenar los temas a discutir; mientras el Rey tomaba una actitud pasiva frente a la situación, su hijo, el príncipe Charles II, participaba activamente en los debates (para lamento de varios señores). Por desgracia el debate se desarrollaba de manera desigual, parecía que los señores presentes en esa sala eran los únicos concientes de la delicada situación del reino.

-      “Exijo 5.000 mil hombres mi señor, sin ellos no creo que podamos hacerle frente a los sucios Virnences en el Este…”-

-      “Cuida tus palabras Sir Dural, esas no es forma de dirigirte a su majestad, mi padre.  El es el único en posición de exigir algo, si no aprecias tu lengua estaré encantado ordenarle a Lord Walras que te la arranque de la garganta”- interrumpió Charles II ese tono lleno de orgullo y desden que lo caracterizaba haciendo gala, una vez mas, de su poder.

-                        “Señor – rápidamente tomó la palabra Sir Irwin Rassel – Me disculpo ante Ud en nombre de Sir Durall y los aquí presentes, comparto el sentimiento de mis compañeros y puedo afirmar con seguridad que las palabras de mi compañero sonaron osadas no adrede sino por que la preocupación nos excede ; hace menos de un mes una avanzada Virnence se alejo de su base acercándose lo suficiente a la ciudad, los informes indican que poseen suficientes caballos como para arrasar simultáneamente todo el Este antes que podemos tomar medidas al respecto.”-

-                        “Ja, las guerras no se ganan con caballos Sir Irwin. Mientras los castillos soporten, no habrá preocupación alguna…”-

Pese a ser solo un invitado en la reunión por su nueva posición, el joven Thomas Lockward ,quien hasta ahora había aguardado en silencio, no pudo con su espíritu y decidió que tenia que hacer algo con los dichos de Charles II


-                        “Siento contradecirlo su Alteza, talvez nosotros, los nobles, no haya preocupación pero hay algo que esta olvidando. La mayor producción de hierro y acero proviene de las minas sobre el Este de Albalice, si sufriéramos un ataque de los Virnences no solo perderían la vida miles de vidas pueblerinos inocentes sino que las reservas de armas y armaduras de todo el país quedara tan reducida que tendríamos que luchar una guerra con rastrillos y nos defenderíamos de las flechas con cacerolas…”- 

Los miembros de los diferentes clanes se miraron unos a otros, las palabras de Thomas reflejaban de una manera clara lo que todos pensaban pero nadie se animaba a decir, talvez demasiado osadas e hirientes para ser pronunciadas por un simple líder menor. La mirada atenta del príncipe Charles II se clavo sobre Thomas Lockward como si hurgara en los profundo de su alma en busca de alguna debilidad pero éste no momento mostró signo alguno de arrepentirse de sus palabras sino un tan firme como sus palabras. Por un momento el rostro del príncipe se contorsiono en una mueca horrible que anticipaba sin duda una fuerte respuesta, pero fue acallada y paso inadvertida por la sorpresivamente intervención del Rey.

-                        “Ojala, mis señores, todos Uds fueran tan francos y directos como él; dime Joven, ¿A que casa representas joven?-

-                        “Soy Thomas Lockward, Hijo de Sir John Lockward. Jefe de la familia y encargado de cuidar las tierras cenicias y los verdes bosques del Suria.”-

-                        “Eres el hijo John sin duda alguno, heredas la firmeza de sus ojos y pareces tan hábil con las palabras como tu padre lo era con la espada. Señores, yo soy el líder de este imperio y así antes de tomar cualquier decisión debo estar informado de los porvenires de cada acto y las consecuencias de ello. Por ello agradecería que sean sinceros y me informen de todos los posibles porvenires de mis dediciones o la falta de ellas. Ahora entiendo la situación, entonces cederé 3.000 de mis hombres a la frontera del Este y cada uno de los señores de las tierras centrales cooperaran con sus tropas hasta completar el numero de 5.000, espero que sea suficiente. ¿Cual es el siguiente tema a tratar?”-




La reunión concluyo unas pocas horas después, desarrollándose así sin otro hecho a resaltar, pese a ello aun sobre el final quedaron temas cruciales a tratar; por ello al atardecer los presentes, tras la larga jornada de debate, acordaron continuar la sesión el día siguiente.
La noche había llegado rápidamente para cada familia, los súbditos corrían de un lado a otro tratando de organizar la cenar; Thomas, quien había dispuesto de unos pocos súbditos para su estadía en la capital, comenzaba a prepararse para comer en el centro  acompañado por el viejo Jack, su criado personal, pero para cuando se disponía a partir llamaron a su puerta, era Irwin Rassel que vestido elegantemente le propuso compartir una cena en la capital.

Unos minutos de carruaje después y los caballeros se encontraban frente una modesta hostería, de esas que los nobles un suelen visitar y la gente común no va a menudo.


-           “Hoy cenaremos aquí Thomas, es un lugar sencillo pero preparan el mejor cordero de todo Albalice. Acompáñame”- y así avanzo Irwin con prisa sin esperar la confirmación de su compañero.

Medio cordero y un vaso de vino después ambos se encontraban distendidos hablando alegremente de la vida, era una situación extraña para el joven Lockward ya que siempre había tomado a Sir Irwin Rasell como un hombre más bien serio y frio a la hora de tratar con las personas, a decir verdad una persona bastante diferente a la que se presentaba enfrente en ese momento.


-           “Hijo, ¡hacia años que no veía tanta estupidez y valentia al mismo tiempo! Jajajaj, se nota que no estas acostumbrado a tratar con estas serpientes”- conversaba animosamente Irwin alimentando su alegría con un poco de vino- “Me alegra que estas aquí, estoy cansado de tratar con los nobles de la capital, son sucios mercenarios, y los señores de las diferentes regiones luego de las reuniones los que no se encierran en sus habitaciones hasta el día siguiente tienen negocios que tratar en la capital. Pero tú eres como yo, un hombre honesto con los demás y por sobretodo consigo mismo; por eso quiero brindar por la vida, por la boda y por una larga dicha. ¡Salud!”

-           “Sir Irwin, ¿Esta seguro no es el vino el que esta hablando por Ud en estos momentos?- pregunto con cuidado a su acompañante temiendo que el viejo Rasell tome su espada y quiera defender su honor pero este reacciono con un gesto extraño, parecía una sonrisa nostálgica algo opacada por un velo de tristeza.

-          “Talvez, sabes hacia tiempo que no me sentía tan liberado. Normalmente mi hija es quien me acompaña cuando tengo que presentarme en la capital, pero pese a que amo a Eva y a su madre no puedo evitar ver en sus sonrisas una porción de culpa. Se que no es suya sino mía, me siento culpable de no poder hacer nada mas que seguir adelante, por ellas…”- y una profunda melancolía envolvió el ambiente ahogando cada palabra que intentaba salir por la garganta de Thomas, pero por suerte para él ,de un momento para el otro, Irwin recupero algo de su animo- “Pero sabes, el doctor dijo que la enfermedad es mas bien pronunciada por temporadas frías; Eva esta contenta ya que si la salud de mi esposa se mantiene como hasta ahora, podria estar presente en la boda.”

-          “Eso esperemos, la felicidad de Eva es mi felicidad. No quisiera verla triste en una día tan importante”



Así la noche transcurrió lentamente entre diferentes temas y ánimos, Thomas compartió con su futuro suegro sus planes para las tierras, los nuevos viñedos que iba a desarrollar como también otros proyectos mientras Irwin compartió sus ideas y  puntos de vista, de igual a igual. Ya luego de la interesante y cómoda cena Irwin se disponía a partir, bastante mareado por cierto, se despidió entre tropiezos y emprendió el viaje de vuelta a caballo acompañado por un criado.
Thomas termino la botella y pago la cena para comenzar a abrirse camino hacia el castillo, pero las burbujas de la bebida y su poca orientación en la capital lo fueron alejando de las calles principales hacia otras zonas un poco más oscuras.

viernes, 9 de marzo de 2012

Ella

Dulce pecado es recaer esta noche nuevamente en ti aunque amarga será la culpa cuando llegue la mañana; lamentablemente eso no importa, solo quiero creer en el hoy y ahora. Necio como soy no puedo rechazarte pese a que conozco la cruel rutina, cuando tu cuerpo llegue a mi sentiré ese placer autodestructivo que atará mi pecho entre hilos de plata brindándole calor y consuelo, pero llegado el amanecer los arrancaras de raíz dejando mi pobre corazón desfallecer lejos tuyo.

Con el ritual consumado, la reflexión me atrapa reposando cerca de una ventana. Nunca me encontraba solo más que acompañado por una candida brisa que sopla fresca a través mi mente llevándose toda preocupación lejos, pero tu siempre despiertas arrastrando contigo un viento salvaje que trae mis ideas nuevamente destruyendo mi cordura y alimentando el arrepentimiento.

Lunas han pasado atrapando mi alma en una prisión de hielo, el frió golpea mi piel sin piedad, resquebrajándola paulatinamente pero yo no me quiebro, no me rompo. Muerto por dentro no hay nada que me pueda causar aun mas dolor que el que arrastro, aunque talvez me equivoque. Mi espíritu desfallecería si alguna vez llegase a pensar en que no seré nunca mas digno de otro calido atardecer junto a tu fuego.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Crónicas de Viento y Sombra: Capitulo 7

El tiempo lo destruye todo, es mi única conclusión si comparo el ingenuo inicio de la historia con su siniestro desenlace. La medianoche se había presentado casi inocente a un convaleciente príncipe prometiéndole, tras demasiado tiempo, una pizca de esperanza; pero durante la posterior salida del astro las verdades se desenterraron tiñendo la fortaleza con el color de la tragedia.

Nadie lo sintió, ¿como podrían saberlo? los hilos solo se volvieron visibles cuando el reloj marcaba el fin de la inocencia, arrastrando así a sus protagonistas al abismo.

Fragmento encontrado entre las pertenencias del desaparecido Willburt Olfebris, 3 meses después del inicio de la guerra Arcadius/Esven

Silencio, un incomodo silencio se formaba cual densa niebla alrededor de ambos personajes. La habitación revuelta y vacía parecía demasiado grande para los dos, como si faltara vida en sus paredes, dentro de sus mentes costaba entender, pero no había otra conclusión, no había otra verdad; el príncipe escapó, y dada su condición actual no iba a durar muchos días sin su medicina. La única solución encontrarlo y cuanto antes, por su bien y el de la nación.

-“Dada la situación actual, no le será fácil escapar; con o sin ayuda. El concilio ha movido demasiados guardias y soldados para pasar desapercibidos; es un hecho que no podrá salir del castillo por el portón principal. Considerando eso seguramente deben tener algún tipo de plan…”- Pensaba para sus afuera Jedediah mientras Wilburt se enterraba mas en sus lamentos

-“Mi príncipe, mi pequeño príncipe… no puedo dejarte ir, por tu bien no puedes… ¡No debes!... “- Con un mirar decidido se acerco al caballero, tomando asi sus manos fuertemente -“Cuenta conmigo Señor Nigel, ¡haré todo cuando pueda y mas por traerlo nuevamente aquí!”

Jade lo observo por un instante, parecía la viva imagen de un nene inocente, un niño pelado, de brazos flacuchos y alargados pero un niño afín, y considerando la situación así fue como lo trato.

-“Ya pasará, todo saldrá bien”



El escenario había cambiado, ahora consejero y caballero se encontraban en la habitación de este ultimo revolviendo entre cajones y papeles

-“Juraría que lo vi por aquí… maldición, debería ser mas ordenado… ¡Aquí está!”- desplegando un viejo y gastado mapa sobre la mesita, recordaba que su padre le había entregado los planos del castillo hace un largo tiempo bajo la excusa “Por si las dudas”; nunca hasta ahora pensó que le seria útil en verdad.

El viejo papel revelaba redondeadas líneas sobre las torres, ángulos desafiantes sobre las esquinas, el castillo de Arcont era un baluarte inexpugnable, una gran fortaleza tanto estructural como funcional.

Los ojos de Jade bailaban de un lado al otro buscando un punto de escape, un error, la pregunta era “Si tuviera que huir con el heredero, ¿por donde lo haría?”. La respuesta llego luego de analizarlo una y mil veces, era la única solución posible.

- “La rejilla cerca del muro principal, al sur de la plaza. Se encuentra parcialmente oculta de los vigías por las barracas, es punto único donde solo se lo puede observar por un recodo en las murallas; además prepara una salida rápida a través del canal. Prepárate Wilburt, iremos allí”- pero el viejo no se movió, había algo que lo retenía en cuerpo y mente.

- “Un momento caballero Jade, seria imposible escapar por ese desagüe”- dijo de manera firme y segura -“Se ha sellado esa salida debido al flujo de agua y las grietas que se fueron generando durante el ultimo verano. Ha sido bloqueada tanto desde el interior como del exterior del castillo al comenzar la estación, es un error ir allí si me pide mi opinión”

Jade se detuvo en el acto volviendo a su lugar frente a la mesa, miro nuevamente el mapa por consiguiente observo el rostro del consejero, viejo y arrugado, talvez dentro de esa calva y blanca cabeza había algo útil después de todo; siguiendo su planteo anterior probó suerte

-“¿Como lo harías tu entonces?, ¿como te llevarías al heredero de una nación durante el tiempo que se mantiene un concilio?” Preguntó de manera algo burlona

esperando un “no se”, un “quien sabe”. Para su sorpresa obtuvo una mejor respuesta de la imaginada

“Mmm es bastante simple, utilizaría el truco de Ruicilda. La joven hada desprovista de poderes y confinada a una malvada torre, allí el gran cíclope Dulgor la obligaba a tejer día y noche lazos con los cuales atrapar su cena. Resulta que un día cansada de su ardua labor la prisionera juntó todos sus lazos para armar una soga tan larga que su extremo llegue al suelo”

- “Tu historia es demasiado fantasiosa para funcionar, solo un niño la tendría en cuenta…”

Súbitamente ambos se miraron con los ojos abiertos de par en par, estupefactos.

-“Esta historia que me has contado, sucede por casualidad…”

-“En el primer libro de la “Saga de Brhan, hijo de los dioses”. ¡El tomo faltante en la habitación del príncipe Eduard!”

-“¡Sígueme deprisa!”- y tomando así la mano de su compañero, ambos se echaron a correr por los pasillos del castillo



La brisa mecía los cabellos de Jarc quien asomando la cabeza por el ventanal de la torre imaginaba cuanto tardaría en encontrarse con el suelo si la idea de su compañero fallaba, ambos se hallaba en la torre mas alta del castillo donde uno de sus lados daba al exterior. Jarc se sentía realmente nervioso siendo así que no separaba la vista del príncipe Eduard quien a un costado separaba las diferentes prendas que cargaron desde la habitación, aquella que atadas podrán soportar el cuerpo de ambos y llevarlos a la libertad.

- “¿León, Realmente estas seguro que esto funcionara?”- pregunto el desconfiado moreno al ahora energético niño

- “Confía en mi, la clave esta en los detalles. La protagonista de esta fuga era una prisionera al igual que yo, la torre es descripta de manera muy similar a donde estamos ahora y la noche de su escape no había luna al igual que ahora. No pueden ser coincidencias…”

-“Salvando el pequeño detalle de que… ¡Este escape esta basado en un cuento de fantasía!”- exclamó Jarc ya algo alterado, había demasiado en contra y muy poco a favor

- “Esto no seria necesario si mi salvador en primer lugar hubiera venido con un buen plan de escape (mirándolo irónicamente), así que ayúdame si no quieres pasar el resto de tu vida atrapado en un calabozo mas alto que este”- con esa voz dulce y delicada que a veces podía ser clara e impetuosa, Eduard guió a Jarc en el trabajo como si lo hubiera realizado una y mil veces. Así continuaron hasta ser encontrados por los primeros rayos de la mañana cuando, para ese momento la improvisada soga estaba en condiciones de cumplir su cometido.

- “Es tiempo, debemos salir ahora antes de que el tímido reflejo en los cielos se vuelva una luz delatora. ¿Preparado pequeño?

- “¡Siempre!”

- “¡Alto ahí escoria, suelta al príncipe ahora mismo o juro que arrancare cada uno de tus miembros!”- gritó con orgullo Jedediah con una voz ronca y potente que marcaba claramente una promesa de dolor, se encontraba sobre el arco de la puerta impidiendo una posible huida, con su espada desenvainada y amenazante lista para la acción

Jarc se vio completamente sorprendido con la situación, lo habían descubierto y seguramente pronto llegarían mas refuerzos como el recién aparecido caballero, tanteo su cintura solo para darse cuenta que no llevaba su confiable arma. Pelear contra su enemigo de igual a igual no era una opción, así que tomo al pequeño príncipe del cuello y acerco una daga que sacó de su bota.

-“Sígueme el juego”- Susurro Jarc al oído del niño antes de gritarle Jade -“¡Sal de aquí, o juro que pintare las paredes con su sangre azul!”

El aire era tan denso que se podría haber cortado con un cuchillo, ninguno de los dos cedía un paso y el intercambio de palabras había cesado, esto continuo hasta que comenzó a escucharse el sonido de alguien corriendo por las escaleras cuesta arriba gritando

-“Su alteza, por favor. No escape de aquí, su estado de salud es muy grave y…”- Pafff!, Willburt se vio acallado tras chocar contra la espalda de Jade quien situado sobre la puerta abierta no se movió en absoluto, así el consejero conoció el suelo. Como un resorte se levantó y continúo con su habladuría.

-“Pequeño Eduard, por favor. No puedo dejarlo ir en su condición actual…”- pero se vio interrumpido

-“¿Eduard?, pero que demonios. Él es el príncipe León, heredero directo al trono…” dijo Jarc, claramente confundido

-“Es común que las mentes simples se sientan confundidas cuando la verdad se encuentra oculta entre sombras”- Aclaro un recién llegado, llevaba elegantes ropajes, junto con el cabello oscuro prolijamente peinado hacia atrás

-“Señor Albert Swiver, ¿que hace aquí?”- exclamo Jedediah reconociendo así al cuñado del Rey

-“Me encargo que la voluntad de su majestad se resuelva, demasiados peones en este juego pueden dificultar su debido desenlace…”



Mientras Albert hablaba de manera rebuscada y misteriosa, Jarc no perdía su tiempo

-“¡Entonces tu eres Eduard Albatros, me engañaste pequeño granuja! Yo vine a buscar a tu hermano”- susurraba furioso al oído del príncipe

-“¡No puedes culparme! Toda mi maldita vida me la pase en la cama padeciendo esta enfermedad, esperando el día cuando pueda alejarme de aquí y ver algo más que el patio del castillo. Luego llegas tú, como siempre te imagine, un valiente guerrero que me sacaría de esta prisión pero resulta que buscabas a León, mi hermano mayor. León, el favorito de Padre, el futuro y legitimo heredero, su hijo sano y atlético; el ya vivía la vida de un príncipe mientras yo yacía inmóvil en mi cama. ¡No es justo sabes!”- Y sin poder aguantar más las lágrimas comenzó a llorar.


-“… ASi es como por ordenes directas del Rey Mordath Albatros, Sir Jedediah Nigel, te ordeno que dejes escapar tanto al captor como al príncipe.”