domingo, 16 de diciembre de 2012

Retazos desde el otro lado

El foso, Día 54

Un aroma dulce y embriagante comenzó a alejar del mundo de los sueño al pobre noble devenido en nadie. Este, medio despierto, se encontró automáticamente bebiendo de un vaso sin darse cuenta, ese liquido no solo calmaba su sed sino le brindaba un placer completamente negado hacia largo tiempo. Sin duda era vino la sustancia que se deslizaba por sus labios, brindándole calor a su cuerpo y energía a su espíritu. Cuando el líquido ceso de fluir, Thomas finalmente abrió los ojos encontrando frente a él a un rollizo caballero de ropas tan exóticas como coloridas, dueño de un gentil rostro. Este le brindo un sincero saludo y comenzó a alejarse rápidamente. El pobre Thomas se sentía sumido como en una ilusión, parcialmente adormecido y sorprendido por lo etéreo e irreal de la escena; tanto que le costaba reaccionar, generar palabra alguna, escapar de ese estupor. A fuerza de voluntad logro formar un “¡Alto!” antes que el ser desapareciera del lugar pero no fue suficiente para detenerlo ni para mantenerlo en la realidad.
Sobre la tarde nuevamente la realidad lo atrapó con el cantar de una pequeña ave sobre uno de los muros, esta picaba las paredes desde el exterior generando un ritmo que se mezclaba con su tonada de manera casi musical. El joven lockward desperezó su cuerpo encontrando, para su sorpresa, que ahora no solo tenía su pierna liberada sino también uno de sus brazos, atónito lo movió de un lado a otro sintiendo la libertad sobre él; si esto siguiera así era cuestión de tiempo para que ese extraño sujeto lo libere por completo, solo cuestión de paciencia pero ¿Seria él un aliado en verdad? Al parecer solo el tiempo respondería esa pregunta.

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