jueves, 15 de diciembre de 2011

Retazos desde el otro lado

Encuentro

El verano finalmente había llegado y con ello la promesa de felicidad estaba cerca cumplirse, marcando el inicio de una nueva vida… o eso era lo que esperaban los dos enamorados.

–     “Estoy completamente segura que cuando llegue el momento llorare como una  condenada, mis lagrimas de felicidad caerán sobre el suelo inundando la boda.”- dijo de manera jocosa la joven Eva a Thomas, su futuro esposo, el cual sentado sobre un frondoso y antiguo árbol jugaba con el cabello de su amada quien estaba recostada sobre él.

                                “Amor, no podría verte llorar sin sentirme culpable, por mas lagrimas de felicidad que sean. Seguramente tu padre no querría que te cases con un hombre que te hace llorar y tus hermanos simplemente me odiarían. Así que guárdate esas lagrimas cariño, para los momentos difíciles por que quiero tus hermosos ojos vean la boda claramente y guarden en tu corazón ese recuerdo por siempre”- dejando deslizar estas palabras al oído de su futura mujer, de manera sencilla y honesta, aunque no pudo evitar cruzar miradas con ella y encontrarla entre lagrimas –“Oh querida, no me hagas esto; juro que verte así doblega hasta mi voluntad mas férrea, cada gota que cae derrite mi corazón volviéndolo mas vulnerable. La felicidad y la culpa se funden en mí en este momento”- continuo mientras con sus suaves dedos acariciaba gentilmente a su amada retirando con cariño las lagrimas de sus ojos.

                                “Realmente no podría pedir un hombre mas considerado y dulce a mi lado. Entonces intentare seguir tu consejo pero a cambio de que me prometas que nada te alejara de mí, ¿Prometido?”- Le confeso a su amado quien sello el juramento con un profundo beso

La visita poco duro, se habría prolongado si alguno de los dos hubiera sabido que esa seria la última vez que ambos jóvenes pudieran pasar un tiempo juntos en vida.


Dos días después antes que las aves comiencen a cantar un mayordomo completamente exaltado irrumpía en forma de estampida en la alcoba de Thomas Lockward tropezando torpemente en la oscuridad mientras vociferaba continuamente palabras confusas y disparejas, ante el terrible susto el muchacho rodó de su cama hasta terminar en el suelo; intentó ponerse en pie pero las sabanas lo enrollaban cual serpiente impidiéndole incorporarse rápidamente. Ya con las ventanas abiertas el joven amo finalmente reconoció al criado y lo increpó por su accionar.

-                        “Maldición Jack , ¿Que demonios esta pasando?¿Le sucedió algo a mi hermano?¿ Se suspende la boda? ¿La casa esta en llamas? ¡Habla!... claramente, por favor”-

El viejo completamente nervioso repetía silabas sin sentido, sueltas y enredadas de las cuales solo pudo captar: “¡Su alteza, aquí!”


Aun perdido y confundido, el joven Lockward se dejo cambiar rápidamente por su fiel sirviente  quien en menos de un pestañeo lo alistó como si asistiera a un baile real; al vuelo lo arrastro hasta esa fina construcción en el parque detrás de su residencia donde una estación atrás se realizo la reunión con la familia Rassel.
Allí, sentado a la sombra de cara al jardín de margaritas lo esperaba un hombre finamente vestido, sin jugar a dudas quien lo esperaba era Charles II, el príncipe.


-                        “Señor Lockward, veo que tiene un excelente gusto tanto en flores como en mujeres; hermosas y sencillas ambas, déjeme felicitarlo por la buena noticia”-

-                        “Ehhhmmm su alteza (mientras se inclinaba en símbolo de respeto) un gusto tenerlo en mi humilde hogar, aunque me hubiera gustado que anuncie unos días antes su visita así podría recibirlo como Ud merece”- y sin lagañas en los ojos, pensó, pero esas eran cosas que le diría solo a un amigo

-                       - “Lo siento, Thomas, ¿ puedo llamarte así? (realmente no le importaba la respuesta) sucede que estoy haciendo un viaje no oficial por pequeñas y bellas ciudades a veces olvidadas dentro del palacio o las cabezas de los nobles y recordé la agradable platica con la joven Eva Rassel sobre su próximo matrimonio. Cuando finalmente recordé su nombre me encontraba a unas pocas horas de aquí y decidí conocerlo personalmente; entonces Sir Thomas Lockward, Hijo de John Lockward, ¿No es así?, recuerdo a tu padre cabalgando en ese vulgar y flaco rocín yendo para las batallas de Antilion. Con otros nobles apostamos a que ese caballo no podría soportar el ritmo del viaje y la posterior batalla, pero para nuestra sorpresa al año tu padre volvió entero arriba de ese horrible animal. Creo que lo llamaba…”-

-                        “Amuleto de la suerte, ese es el nombre del caballo. Aun vive, se lo hemos regalado al criado mas fiel de mi padre luego de su muerte”- dijo mientras el sueño comenzaba a desaparecer al tiempo que crecía ese malestar al tratar nobles creídos

-                        “Verdad, jajajaja. Tu padre fue un gran aliado en esos tiempos, fiero guerrero pero poco iluminado estratega; eso le impidió alzar más alto su apellido. Ahora tú te volverás parte de los Rassel, una de las familias más poderosas de nuestro reino. Brindaremos por eso, hice traer mi propio vino si no lo incomoda”- al instante un sirviente del príncipe, servia un vino de olor fuerte y cuerpo ligeramente espeso terminando por llenar ambas copas -“Entonces, ¿En nombre la prospera alianza?”-

-                        “Y el amor puro”- contesto firme y serio Thomas

-                        ¡Así será!”-


Un par de panquecitos y tragos después, el príncipe saco de entre sus pertenencias una pequeña caja de madera con finos bordes y decorados color oro, la cual le entrego a Thomas.

-                        “Este es mi obsequio de bodas aunque es mas precisamente para Ud, es humilde pero espero que le sea útil”-

Con respeto y elegancias, el joven Lockward agradeció el detalle abrió la caja encontrando el mas fino juego de ajedrez jamás visto, las piezas forjadas en el mas exquisito marfil mientras el tablero se encontraba imbuido en plata y onix; sin duda con el valor de ese regalo se podría comprar un prospero viñedo en las afueras y vivir cómodamente.

-                        Su excelencia, no podría aceptar este magnifico obsequio…”- se excuso humilde y sorprendido

-                        “Shhhh, tu solo tómalo y considéralo el principio de lo que espero una gran amistad. Temo decirte que ha sido un presente algo egoísta ya que me encantan los juegos de ingenio y siempre estoy gustoso de encontrar un nuevo adversario, aunque soy mal perdedor; así que si no te molesta me gustaría jugar unas partidas si aceptas”-

Sin otra alternativa, se dispusieron a armar el juego. Como todo buen noble, Thomas era competente en varios de esos refinados juegos que se profesan en la capital pero particularmente bueno en el ajedrez gracias a la ayuda del viejo Jack; a quien a veces debía obligar ,bajo la excusa de un juego casual, a que lo acompañe en alguna partida y descanse un rato.

Todos saben que el ajedrez como cualquier otra competición tiene como esencia la lucha de voluntades, pero este juego abarca ademas la estrategia, la planificación y el valor. Los maestros de la corte tiene la habilidad de conocer a su adversario mediante el juego y eso era algo que con la practica también había aprendido Charles. Así fue como comenzó a desenvolverse la partida, jugada tras jugada pieza tras pieza, ambos median a su adversario con cada movimiento; tratar de estar un paso adelante era imposible ya que el príncipe contraatacaba sin piedad mientras sacrificaba piezas de poco valor. Charles atacaba sistemáticamente venciendo a las piezas claves más importantes de su anfitrión, hasta estar a unos pocos pasos de la victoria

-                        “ Ríndete y talvez tendré clemencia”- Dijo irónicamente, fiel a su espíritu el futuro vencedor


 Pero antes de que lo pudiera prever, en dos movimientos un simple peón se había colado entre sus defensas avanzado hacia el final del tablero, devolviéndole la reina a Lokward y con ello la victoria.

-                        “No debes olvidar que pese a sus habilidades, todas las piezas tienen igual valor; desde el simple peón hasta la reina, cualquiera de ellos puede darte la victoria”- Thomas podría haber jurado ver un destello de odio en los ojos de su adversario sino hubiera durado solo un instante


-                        “Bien, bien, astuto e intrépido; esas son las cualidades que odio en un contendiente y admiro en un aliado. Espero volver a verte algún día en el castillo, si vas a la capital no dudes en pasar a saludarme; esperare por la revancha”- Con orgullo, se levanto de la mesa e indico a su sirviente que preparara los caballos –“Una cosa mas, posiblemente dentro de unos días se traten unos asuntos sobre protección de tierras con mi padre, llamaremos a los jefes de las familia importantes y  me gustaría que asistas. Seria una excelente oportunidad de demostrarle al viejo Irwin Rassel que eres mas que un buen jugador de ajedrez”- Y así, en silencio y con media sonrisa en su rostro, Charles se marcho sabiendo que todo marchaba a la perfección.

martes, 29 de noviembre de 2011

6405


Las paredes manchadas de humedad me muestran un gracioso dibujo, adornado en rajaduras que cortan por la mitad la escena mientras unas goteras añaden un sonido seudo orquestral a la obra, talvez sea el asbesto del techo el que provee ese aire distinto en los pulmones o será la cortina de lágrimas sobre mis ojos, nunca lo sabré verdaderamente pero siempre continuaré preguntándome ¿ Porque caigo que tan curiosamente cautivado por esta escena? yo, quien podría haber nacido en cuna de oro mirando a todos desde arriba; ¿ Porque encuentro solo belleza en la decadencia del mismo mundo?. Algo debe andar mal dentro de mi cabeza, podría jurar que a veces encuentro cosas sueltas e incoherentes dentro de ella, nacidas del caos mismo, alimentadas por delirios y perdidas en los cajones de mi pequeño mundo, escapando entre las baldosas de mi conciencia para manchar mi cielo color vainilla.

Yo conozco la rutina, la fantasía delirante aparece sin aviso y me trapa cual bolsa en el aire arrastrándome hasta alturas difícil de creer para luego dejarme caer, pesado como un yunque, hasta el crudo asfalto; allí es cuando duele sintiendo el sabor a sangre de mi boca y allí cuando comienza nuevamente el ciclo. Prisionero de la realidad solo en la ficción obtengo alas para volar lejos de esta realidad cruel hasta que finalmente me cruzo con cuadros llenos de desorden, dolor y hermosura, ahí es cuando vuelvo a ser yo al instante en el que la tierra escurre sobre mi frente unas gotas de ilusión volviéndolas verdaderas.

Comprendo que puedo ver mas allá del plástico delante, se que no estoy ligado a este paradigma; acepto a regañadientes ser un exiliado, un paria, una bolsa de huesos que no puede caminar esa vereda, pero no por ello mi alma morirá al dejar este mundo. Tal vez en ese momento, cuando me encuentre frente a las puertas del fin, decida finalmente tirar de este delgado hilo color plata para reencontrarme con ese pequeño e único grano dorado que me libere de este eterno reloj de arena.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Puntada en falso en el entramado de Penélope

Un picara brisa soplaba de manera burlona sobre sus cabellos, fresca e inmotivada volvia su peinado un verdadero nido de pájaros, a él no le importaba en ese momento ya que allí era el lugar donde daría finalmente con la respuesta a sus problemas. Simplemente sentado e inmovil esperando sobre una pared de rocas dando rienda suelta a su mente, anhelando y tejiendo una solución para luego reducirla nuevamente a una madeja de ideas; una y otra vez armaba su estratajema tratando de llegar a una solucion pero sucede que pasciencia y sabiduria no era un propias de la junventud.

-“Manténte tres días despierto en la entrada del camino de la vida, simplemente sentado deberías encontrar la respuesta a tus problemas. Eso si, ¡Por nada en el mundo te duermas allí!, es un extraño y mágico lugar de consecuencias inciertas ¿Entendido?” le había respondido de mala gana el mago hacia ya unas semanas luego ceder ante la continua insistencia de ayuda por parte del muchacho.

Un par de días no son nada, pensó en ese momento, pero en el aquí y ahora a las puertas del segundo amanecer el cansancio se hacia sentir demasiado, ya agotado de armar y desarmar antiguas ideas decidio simplemente dejar de pensar y comenzar a dudar, el cuerpo comenzaba a molestarle mientras el mismo estado de desvelo hacia parecer al aire mas dulce y denso de lo que realmente era. Sus ojos clavados en el horizonte intentaban distinguir algún viajero por el despejado y ya olvidado camino, pero pese al esfuerzo los días de espera comenzaban a sentirse y así los parpados cansados se cerraban por momentos alejándolo de la realidad mas y mas hasta finalmente hundirlo en el mas profundo de los sueños.

Volaba, flotaba, descendía y caía en una rutina continua de éxtasis y emoción. Jardines y puentes se erguían para dar lugar a nuevas y fantásticas fronteras inexploradas hasta el momento; Él, inconciente completamente del ¿Cuando? ¿Dónde? ¿Como? y ¿Por qué? se limitaba solo a dejarse llevar como una hoja atrapada por la corriente, una simple marioneta dentro de un teatro onírico. Así danzó al ritmo de esa fantástica música por eones hasta que finalmente los colores del universo se apagaron y la tierra giro y giro mas rapido hasta volverlo polvo.

Cuando despertó el camino había cambiado junto con el suelo y el aire, se sentía bastante diferente como si centenares de años hubieran golpeado súbitamente al tranquilo paisaje volviéndolo arisco y distante. La roca donde se encontraba se encontraba porosa y teñida de naranja; aturdido y confuso con gran esfuerzo intento ponerse de pie pero sus extremidades se sentían débiles y cansadas, al frotarse los músculos de la pierna pudo notar unos profundos surcos alrededor de su mano marcando asi varias arrugas sobre la piel de sus delgados huesos. Poco duró esa visión ya que por momentos los ojos comenzaron a fallarle, parecía como si viera a través de una densa cortina de niebla intermitente; lagrimas de frustración comenzaron a caer por sus ojos mientras con desesperación arrancaba cabellos canos de su cabellera. Todo era confusión y desesperación hasta que comenzó a escuchar un galope lejano que se acercaba; con un ápice de esperanza el desesperado hombre levanto su rostro e intento seguir al viajero que se acercaba aminorando el paso hasta dejar su caballo al lado del ahora débil señor.


- “¿Por que demonios te dormiste?” Grito el recién llegado jinete “Estupido muchacho ¿Acaso no te dije que me esperaras despierto por 3 días, que era absolutamente necesario? ¡Maldición!, ¿sabes que no puedo deshacer lo sucedido? Ahora estarás atrapado en ese viejo cuerpo hasta el final de tus días

- "¿Que me paso, mago,? ¿Por que estoy asi?" preguntó con deseperacion el anciano

- “Estabas lleno de ambiciones, esperanzas y ganas de vivir pero te gano el cansancio y el sueño. Fallaste, tenia esperanzas que encontraras la respuesta a la prueba, ninguna solución por mágica que sea va a llegar a ti sin esfuerzo; no ibas a encontrar nada sentado allí, las respuestas estaban allí afuera; transitando el camino de la vida. Pero terminaste por ceder al peso de la realidad y caíste en la fantasía hasta que las preocupaciones escaparon completamente de tu alma. Ahora tengo frente a mi a un anciano confundido y perdido que busca respuestas, solo te puedo decir que la vida se te escapo muchacho, se te escurrió entre las manos cual arena”

jueves, 10 de noviembre de 2011

Retazos desde el otro lado

Intriga

Siempre creí que la igualdad no existe en este mundo, desde siempre los hombres necesitaron saber que existe un eslabón superior y que era allí en lo único que podían depositar ciegamente su confianza. Conceptos como fe y lealtad nacieron para controlar y simplificar la vida de la gente, mientras la primera prometía un lugar mejor en otra vida a coste de esfuerzo, la segunda mantenía el orden en el mundo terrenal; los origines de estos dos conceptos aunque misteriosos y lejanos no son muy distantes entre si ya que ambas ideas validan el poder de la otra mientras compiten por el premio mayor: El reconocimiento.
Ahora que pude trasmigrar mi condición mortal puedo verlo mas claramente pero mi objetivo no es extenderme demasiado, propongo que continuemos este viaje al pasado donde encontraremos en caminos distantes el final de este capitulo

La sangre brotaba por todo su cuerpo dejando su rostro, y el fino tapiz del suelo, irreconocible; los soldados no sabían la razón por la cual castigaban salvajemente a un mero sirviente pero una orden era una orden y mas si venia del hijo del Rey. Golpe tras golpe terminaron por pasar varios minutos hasta que la palabra de alto llego, los cinco guerreros detuvieron su acometida alzando el cuerpo apenas conciente para que ser interrogado por el príncipe; él hasta ese momento solo se había limitado a disfrutar ese vals de violencia y sangre con una gran sonrisa, mueca que se acrecentaba por cada gota de sangre caída al suelo descubriendo así sus blancos y filosos dientes cual depredador
- “Dime estimado sirviente ¿Quien piensas que es mas grande en este mundo, tu Rey o tu Dios?” Preguntó con cierta malicia el futuro heredero a la corona Charles II a un maltrecho y golpeado sirviente
- “¡Mi rey, gran señor; en el deposito mi vida y la de mi familia!”-dejo escapar la destrozada boca del torturado hombre; tratando de enmendar algún error pasado continuó -“Le pido disculpas por...”
-“¡Silencio!, eso ya paso. Me agradan tus palabras, esa es la respuesta que esperaba, has cambiado tus ideales por tu vida y eso me parece justo” dijo mientras sacudía sus ropas y daba media vuelta con intención de partir, pero luego de unos dos pasos se detuvo –“Un hombre muy sabio me contó una vez que a pesar de que uno pase a mejor vida, sus ideales continúan viviendo. Su destino fue la muerte, realmente me encontraba intrigado por comprobar su teoría; ahora tú has hecho justamente lo contrario dejando morir tus creencias para que tu cuerpo siga respirando, entonces ¿No crees que lo justo sería que te desprendas de toda creencia anterior si has decidido seguir viviendo?
Tengo entendido que el rezo a tu dios se realiza con ambas manos, ¿Verdad?; bien, como hoy me siento generoso considera lo siguiente como un regalo de tu futuro Señor para mantener firme tu nueva convicción.
¡Soldados, arránquenle los dos brazos!”
Él era Charles II, primer hijo del Rey Charles y heredero de Albalice; llevaba para sus 18 años un ímpetu y orgullo difícil de describir, pocos podían sospechar que bajo su apariencia correcta e irreprochable se ocultaba un ser oscuro, inescrupuloso y perverso como jamás haya existido. Historias sobre su crueldad y accionar se mantenían ocultos entre la nobleza bajo la excusa su prestigio y honor, pero los rumores se esparcían libremente entre los plebeyos quienes normalmente las intercambiaban por una cerveza fría en cualquiera taberna barata.
Así se sabe sobre aquella ocasión que mando a colgar a un gran herrero por capricho, parece que meses antes le había encargado forjar la mejor espada del reino y una vez terminada lo acuso de traidor y le dio muerte solo para que nunca jamás vuelva crear un arma tan perfecta y magnifica, o al menos eso se cree. Se rumorea también sobre gran cantidad de mujeres asesinadas luego de pasar una noche con él, ante la posibilidad de que su semilla diera frutos o también sobre la misteriosa desaparición de su primo, tras atreverse a ganarle en una justa amistosa.
Todas ellas verdades en parte y otras muchas mas que no vienen al caso. Pero lo que hoy nos concierne es una reunión entre el Rey y las familias más poderosas de Albalice durante el comienzo de un largo verano.
Esa fresca mañana la brisa matutina traía consigo un gran numero carruajes de los más refinados y bellos en todo el reino, como era de esperar el Rey y príncipe no recibieron a sus invitados sino que aparecieron una vez todas las familias se encontraban acomodadas en un hermoso salón delicadamente arreglado, allí la bebida y comida era digna del paladar mas rebuscado y exquisito llenando no solo el estomago sino también espíritu. El joven Charles se pavoneaba como de costumbre ante las diferentes muchachas que se encontraban allí mientras su padre se encargaba de hacer política, saludando a los diferentes líderes y personas influyentes que se acercaban a su trono. El viejo rey se llenaba los oídos de halagos y palabras elocuentes mientras el príncipe hacia lo propio con las miradas pudorosas de las jóvenes presentes, pero eso no hacia más que llenarle el ego momentáneamente; lo que él realmente disfrutaba eran los retos. Así fue como encontró a la hija de los Rassel con su vista clavada a través de la ventana, ese claro desinterés sumado a un gesto risueño y esperanzado atrajo la atención de Charles hacia ella
-“Señorita, me temo que no nos presentaron. Soy Charles II, futuro Rey de estas tierras; ¿A quien tengo el gusto de dirigirme?”- dijo con elegancia y orgullo encontrando una respuesta no tan acorde a su interés
-“Mi señor, mi nombre es Eva Rassel. Un gusto conocerlo”-
Así fue como pese a los intentos posteriores de abrir un nuevo tema de conversación, Charles siempre se encontraba con una puerta cerrada; la joven le respondía con delicadeza pero sin más, como si mas allá de él y su palacio residieran los pensamientos de ella; algo completamente inconcebible para el joven príncipe
- “Señorita Eva, ¿Le molesta si la llamo simplemente Eva? En agradecimiento deje de lado las formalidades y llámeme Charles a secas. Veo que disfruta de la vista de los jardines, si quiere se los puedo enseñar”- esbozando un nuevo intento de captar algo de atención, logrando esta vez una respuesta mas significativa
-“Mi señor… digo, Charles…. realmente su parque presenta una belleza sin igual digna de Ud, pero lo que cautiva mi interés no son sus elegantes arbustos o sus frescas flores sino es el rápido paso del tiempo. Al final de esta estación voy a casarme y aun se me dificulta acallar a este ansioso corazón, no puedo parar de contar los días “- respondió con mirar risueño y un súbito brillo en sus ojos
-“Me alegra escuchar sus palabras Eva, ¿Tengo el agrado de conocer al afortunado?”- dijo dejando escapar entre dientes esas palabras
-“No lo creo, su nombre es Thomas Lockward cabeza de la familia Lockward y el dueño de mi amor”
La conversación extrañamente había cambiado de un momento a otro, tomando rumbos oscuros e inesperados; mientras ahora Eva se encontraba distendida hablando cómodamente e ingenuamente de sus planes, Charles se mantenía absorto en sus pensamientos, respondiendo casi inconcientemente mientras la plática fluía. En su cabeza solo la lujuria y lo prohibido resonaban en su mente, él quería a esa mujer, la deseaba, necesitaba poseerla y no iba a parar hasta hacerla finalmente suya.

sábado, 1 de octubre de 2011

Redescubrir


Me senti caer en un abismo denso y profundo, mis brazos pesados como yunques acompañaban este cuerpo inmóvil haciéndolo girar y voltear en el aire de infinitas maneras. En ese abismo no había fondo ni suelo que amenazara mi caída pero aun así en mi corazón podía sentir un peligro crecer mas y mas a medida que ganaba profundidad, llegado el momento la oscuridad engulló la realidad misma hasta llegar a un fin, pero para mi sorpresa el vibrar de una nota detuvo la caída. Parecía como si del mismo sonido se desprendieran pequeñas luces olvidándose en la negrura infinita; pero estaba lejos de volver, allí fue cuando la presión del universo aplasto mi cuerpo y luego de esa contracción…

Hace dos días que desperté, o más bien que olvidé; me es difícil saber cual de las dos cosas sucedió primero o cual después pero, aunque mi cabeza era y sigue siendo un revuelo, puedo asegurar algo: mi sueño no fue nada para nada corriente. Poco puedo decir sobre él, solo se que sucedió, que implico un gran cambio y que aquí estoy perdido y desorientado. Se sintió como si por mutuo acuerdo el mundo se hubiera olvidado de mí, yo de él, hoy soy como un extraño para mi mismo.


Mi primer recuerdo es de hace unos días cuando desperté bañado en pequeños botones de luz que se filtraban entre las hojas, a simple vista parecía encontrarme debajo de un gran árbol en lo profundo de un bosque. Pequeñas ranuras de luz escapaban a través de esa arboleda frondosa esquivando sus coloridos frutos, solo se llegaba a oír las ramas bailando al son del viento y el agua de un rió no muy lejos. Al incorporarme me di cuenta que mi mano agarraba una delgada cuerda de origen desconocido, parecía sana y era similar a la un laúd o talvez una guitarra, sin mas la ate a mi muñeca y seguí explorando mi entorno.


Aun me encontraba algo aturdido y perdido, en ese momento no pensé demasiado; solo quería caminar un poco, así me deje llevar por ese fantástico ambiente. Esquivando ágilmente las ramas y moviéndome entre las raíces para no generar ruido alguno, extendí mi caminata lo suficiente como para notar con curiosidad que ningún animal habitaba en ese lugar; ese detalle me llevo a continuar avanzando hasta toparme con una pequeña y cristalina laguna que se formaba por un afluyente en unas montañas lejanas. Curioso me acerque hasta la orilla y allí frente al agua clara un tímido reflejo me reencontró conmigo mismo.


El ser reflejado era de cabello oscuro y largo hasta el cuello, rostro gallardo y buen porte. La apariencia era la de un hombre llegando a su adultes, esa época cuando las marcas de la juventud comenzaban a mezclarse en armonía con los rasgos ineludibles de la segunda veintena de la vida; mientras las pupilas compartían el color con las hojas mas claras del otoño su mirar era más bien fresco y calido como una mañana de primavera, en cuanto a sus ropas parecían mezclarse con el tono oscuro de la hierva solo resaltando, debajo del chaleco, una camisola blanca como las nubes.


Ese desconocido era yo al parecer, extrañado de mi mismo me observe por un largo rato en el lecho del rió pero nada retorno a mi mente; de mirarme note algo sobre mi cintura, a uno de los lados encontré una cantimplora completamente vacía y del otro al parecer había una vaina enganchada al cinto, la cual me llamo poderosamente la atención ya que no guardaba ningún arma en ella. Curioso por el descubrimiento y extrañado por cuanto mas podía revelar sobre mi mismo impulsivamente remangue parte de mis mangas y me encontré con heridas recientes junto con otras de tiempos más antiguos ya cicatrizadas, que como surcos marcaban un camino sobre mi cuerpo. Siguiéndolas llegue hasta mi pecho donde aguardaba una horrible marca cerca del corazón, en ese momento recuerdos ajeno brotaron dolorosamente de esas viejas heridas rememorando el calor de mi sangre, sentí revivir el pasado en cada contacto con el látigo. Pantallazos de sufrimiento y violencia bombardearon mi mente de manera súbita llevándome al suelo ante la fuerza de tal tormento, mi rostro quedo frente a frente con el del hombre en el fondo del río, ese extraño no podía ser yo, esas memorias no eran mías, ¡No podían serlo!. Con mis últimas fuerzas alcance una piedra y la arroje al río para destruir ese maldito reflejo antes de desvanecerme en el suelo.


Creo que desperté la tarde siguiente, el cielo vestía completamente de celeste de no ser por unas pequeñas manchas blancas que se reflejaban claramente en mis desorientados ojos abiertos; me encontré misteriosamente recostado boca arriba sobre un cómodo colchón de tierna hierba. Apenas recordaba lo sucedido y ante el riesgo de otro ataque repentino intente mantener en calma mi mente, tal vez así mi abrumada cabeza comenzaría a escupir algunas respuestas a tantas preguntas que me agobiaban. Esperé y esperé por largo tiempo una pista, ya sea interna o externa pero solo obtuve una amarga sensación de vació; como respondiendo a mis exigencias el viento había hecho acto de presencia empezando a acariciar levemente mi rostro cual madre mientras las hojas comenzaron a susurrar cruelmente sonidos que rememoraban momentos de dolor en mi corazón; perplejo, desorientado e impotente ante tal insoportable melancolía clavé un profundo alarido al cielo mientras hundía con odio y furia la cabeza entre mis manos.


Esa horrible sensación pareció extenderse eternamente hasta que la llegada de la noche, la dama blanca, quien majestuosa hizo acto de presencia en el firmamento, comenzó a borrar levemente ese horrible sentimiento con su sola visión; recién en ese momento me di cuenta lo débil que me sentía, parecía haber pasado años desde que probé bocado alguno. Ya de pie me acerque a aquel primer árbol y luego de varios intentos robe unas cuantas suculentas manzanas, cerca del río llene la olvidada cantimplora y accedí a comer tranquilamente. Allí, pese a que la luna me acompañaba cercana en el fondo del rió, no me sentía del todo cómodo, tenia esa extraña sensación de no encontrarme solo en ese mágico y extraño lugar; algo sin duda me observaba.

La noche comenzó a cambiar de un momento a otro, una tormenta avanzaba devorando parte cielo y absorbiendo la luz restante, el río que corría calmo y parejo hasta entonces se había exaltado de pronto volviendo su curso impredecible y peligroso. Mi corazón se detuvo por un segundo esperando esa inevitable sorpresa que lo haría acelerar al máximo, pero nunca llego. Tal cambio fue lento pero constante, la negrura acechaba detrás de cada sombra esperando un error, esperando una reacción; yo mientras inmóvil, expectante pero calmo, aferrado a esa vaina vacía en mi cintura esperaba el más mínimo indicio real de peligro. La maldad se presento finalmente en forma de depredador, oscuros lobos de grueso pelaje y ojos innaturalmente índigos surgieron de cada matorral y escondite posible aullando y gruñendo; lo único que pude hacer en ese momento fue temblar de miedo y retroceder lentamente hasta terminar acorralado contra el lecho del río, cuando llegué a la conclusión de que no tenia salida ni escapatoria una de las bestias cargó contra mi empujándome contra las salvaje aguas donde fui ahogado y arrastrado.

Para cuando abrí mis ojos me encontraba en otro lugar, estaba flotando en un mar celeste lleno de nada a la espera de nadie. No estoy seguro si era mi cuerpo el que me contenía o si mi alma se había liberado finalmente pero antes de tener el tiempo suficiente para reflexionar me encontré en un lugar diferente. Ahora estaba parado sobre tierra firme en un escenario desolado, parecía una especie meseta enorme y desértica; no importa cuanto busque alrededor, todo parecía lo mismo: un lejano horizonte y un largo camino hacia él. Conciente de lo que me había sucedido previamente comprobé mi estado, al parecer que no tenia ningún tipo de herida en mi cuerpo encontrándome completamente sano y seco. Más confundido que nunca, ignorando si me encontraba realmente vivo o si avanzar era una buena opción, estaba arto de no entender, de no saber y de no poder. A fuerza de odio y rencor comencé a correr hacia quien sabe donde, el viento sobre mi rostro me lastimaba los ojos pero no importaba, las piernas comenzaron a doler pero las ignoraba, el aire me empezó a faltar pero seguí adelante hasta mas no poder.

Cuando mi cuerpo dijo finalmente basta me detuve al parecer estaba en el mismo lugar pero era diferente, había un especie de cruce de caminos en medio de la nada; extrañado me acerque a ver si se podía leer algo en la madera pero las palabras fueron perdidas por el desgaste de la tierra y el viento hace ya mucho tiempo. Me quede un tiempo observando hacia donde podían indicar las dos direcciones, una al parecer llevaba hacia un lugar un poco mas oscuro y tormentoso el cual no pude evitar relacionarlo con el misterioso bosque donde aparecí hace un tiempo, mientras que el otro camino me dirigía hacia un lugar mas calmo y lleno de luz. Sin duda comencé a caminar hacia este ultimo destino, hacia allí por cada paso que daba me hacia sentir mas seguro, aparecía una especie de nostalgia que me acercaba a los seres queridos de mi antigua vida, me dirigía hacia una salida, a la realidad; pero también aparecían otros sentimientos mas oscuros como la amenaza de un profundo vació interior, no por falta de identidad sino, ante el riesgo de recuperarla. Por un momento fui uno mas del montón, volví a ser un número, un oficio, un simple hombre. Empecé a recuperar una parte de mi que no estaba seguro de querer recordar, ¿Acaso era solo eso? ¿Una unidad incapaz de disociar? Supe que seguir caminando solo me llevaría a la realidad, llena de dulces y amargo recuerdos como era , entonces ¿Por qué no me encuentro más en ella?. Una pequeña vocecilla en mi mente me decía que volver no haría cambiar las cosas, en este lugar se encontraba mi única chance de recuperar algo único, olvidado y perdido dentro a coste de mi pasado, de mis memorias y mi vida. ¿Estaba seguro de pagar ese precio?

Decidido comencé a correr hacia la tormenta, hacia la oscuridad y el riesgo. Mis memorias se perdían en el aire, los sentimientos se desvanecían en las arenas del tiempo y el miedo reaparecía; de un momento al otro me encontré nuevamente en al borde del río, rodeado de las bestias y oscuridad, pero esta vez era diferente. Mi mente se encontraba en blanco, firme y resuelta, el cuerpo me temblaba de impaciencia y mi piel se erizaba ante el inminente combate; era el momento de despertar finalmente.

Mi boca pronuncio de manera inconciente las runas perdida, llevándome a cerrar mi puño con fuerza. Al abrirlo encontré una pequeña llama roja brillando en mi palma, la magia era uno conmigo finalmente; dos de las bestias aprovecharon el momento de distracción para atacarme por los lados, con sus fauces abiertas su objetivo era atravesar mi carne pero chocaron contra varias espirales de agua que comenzaron a circular alrededor de mi cuerpo protegiéndome celosamente. Más enemigos se sumaron y así como se acercaron terminaron volando por los aires ante la fuerza de mi poder, mientras la flama continuaba brotando de mi mano, etérea y destructiva, se volvía lentamente mas grande incitándome a quemar todo a mi paso. Tirano de mi voluntad solté mis cadenas dejando la paciencia atrás para abrazar por completo la furia, dándole desde mí interior el combustible necesario para crecer, así mi fuego respondió al llamado duplicándose en mi otra mano ansioso por acabar con mis enemigos. La batalla fue ardua, el agua me defendía con firmeza mientras destellos brillantes llenaba la oscuridad con cada contacto con las bestias, incontables proyectiles ígneos quemaron sus cuerpos hasta las mismas cenizas; pero por cada uno que derrotaba surgían tres desde el corazón de la noche; cuando contemple la huida como opción me di cuenta finalmente quien era mi enemigo.

El cielo había cambiado durante el transcurso del combate junto con la tierra, parecía como si sus colores comenzara por desteñirse en simples grises pálidos; el lugar se estaba consumiendo en cada ataque, como si fuera absorbido mientras mas crecía mi poder. No me encontraba luchando contra criaturas, maldad o la oscuridad misma; mi verdadera batalla se libraba contra esta prisión sobrenatural. Cambiando mi estrategia me encerré en una cúpula de agua para ganar el tiempo necesario para hacer arde mi alma y acabar con todo de una vez, como leyendo mis intenciones esas bestias nacidas del odio y la negrura comenzaron a unirse formando un ser cada vez mas grande y peligroso. De gran tamaño, oscuro como el cielo y con un hacha formada con sus malvadas almas; el caballero de la muerte comenzó a atacar mi única protección desarmándola con cada golpe, en ese carrera contra el tiempo los colores el mundo desaparecían mientras la flama en mi brazo cambiaban de color expandiéndose hasta chocar contra los bordes de mi escudo. A fuerza de voluntad y antes de recibir el último ataque que acabaría conmigo, desate una terrible explosión que quebró literalmente el mundo.



- “Suficiente, súbanlo chicos”- ordeno el jefe de los matones

Siguiendo sus órdenes varios bandidos se acercaron a un gran aljibe y tiraron de una gruesa soga hasta sacar a un hombre atado y medio ahogado del fondo, este se encontraba lleno de heridas en su cuerpo y con sus ojos cerrados.

- “Así aprenderás a pagar tus deudas en termino, Douglas. Maldito bardo, ya sabes que no puede escarpar de nosotros, ahora dinos donde esta el dinero a menos que quieras otro rato de buceo forzado”- se escucho decir al jefe entre las risotadas de su secuaces

Con dificultad el hombre se desato las piernas y se levanto del suelo dejando un charco de agua detrás, caminó derecho y digno entre los presentes hasta encontrar un laúd tirado en el suelo. Completamente en calma sacó una cuerda guardada y comenzó a cambiarla por la otra faltante mientras parecía ignorar por completo la situación alrededor, cuando los bandidos comenzaron a acercase para castigarlo por su insolencia se limito a decir

- Lo siento pero el Douglas que conocían murió allí en el pozo, él fue arrojado al aljibe por culpa de una deuda y nunca emergerá. Aquí enfrente tienen a otra persona, uno que se arriesgo a voluntad para despertar la chispa, el origen de la magia . Así que por su propia salud les recomiendo que si no tienen asuntos que atender conmigo se alejen lo mas rápido posible y en silencio sino…”- mientras observaba a los presentes con sus nuevos ojos color añil

- “¡¿Sino que…?!” respondieron los esbirros a coro mientras desenfundaban armas

- “Sino talvez disfrute compartiendo mi nuevo concierto de runas y fuego con ustedes...”

domingo, 18 de septiembre de 2011

Retazos desde el otro lado: Capitulo 1

Alianza

Es curioso el alcance que puede tener una promesa y los destinos que ata ella, atraviesa generaciones obligándonos a cumplir juramentos lejanos y perdidos. Intentare trasladarlos con mis palabras a un pasado algo lejano, una época de intrigas y traiciones en la que se forjaron dos juramentos que directa e indirectamente me han llevado a este final.

Mi familia nunca ocupó un lugar de importancia junto con la monarquía terrateniente, ni en la época de mis ancestros ni ahora; como todo clan menor nuestro deber, el de la casa Lockward, era cumplir el rol de señores menores administrando pequeñas porciones de tierra y peleando las batallas de otras familias de mayor renombre.
En esos tiempos plagados de conflictos, Sir Thomas Lockward toma el lugar de líder de la familia, apresurado por la misteriosa muerte de su padre bajo la peste. El joven Thomas era hombre templado y afable para sus cortos 20 años, previsor como ninguno su primera medida fue organizar un concilio en la siguiente primavera con el Clan Rassel para presentarse oficialmente ante ellos y ganar su reconocimiento. La familia Rassel eran grandes señores del Este en ese entonces, nuestros principales mecenas y representantes ante el Rey, la iglesia y la corte. Todos y cada uno de sus hombres eran caballeros de honor y valía, pero entre ellos resaltaban dos personas: Irwin Rassel, jefe del clan y hombre virtuoso entre los virtuosos, y su tercera hija la hermosa Eva Rassel.
Ya llegada la primavera, como buen anfitrión Thomas Lockward recibió a los representantes de la familia Rassel en “las salas de la vida”, una histórica construcción dentro de los campos cenicios que se encontraba rodeada de largas hileras de antiguas columnas y pequeñas flores amarillas al aire libre. Mientras los invitados llegaban, con elegancia y calidez, una orquesta ambientaba la reunión al tiempo que se realizaban los intercambios de ofrendas y regalos correspondientes. Irwin Rassel asistió como era de esperar, y con él llevo a su hija Eva quien conocía a Thomas de niño y siempre mantuvieron una excelente relación; pero existía algo que pocos sabían, ambos jóvenes se amaban desde niños.
Thomas siempre soñó con pedir la mano de Eva pero el padre del joven intento durante años una alianza forzada con los señores del Sur armando así un matrimonio arreglado, para suerte de Thomas la guerra estallo y el tema quedo en el olvido, años mas tarde Thomas se armo de valor para enfrentarse a su padre y tras una dura disputa se impuso ante él diciendo -“Yo seré el señor de mi destino, me casare con quien quiera cuando quiera y tu lo vas a aceptar”-. Gracias al apoyo de su madre y hermano, la decisión de Thomas fue finalmente aceptada por su padre y no se volvió a hablar al respecto
Eva en cambio tuvo incontables pretendientes durante los años, atraídos por su belleza y el poder de su apellido, a los cuales había rechazado cortésmente siempre bajo la excusa de iniciarse como religiosa. Llegado el momento ya presionada por su familia y ante la inminencia de un matrimonio arreglado, Eva finalmente se traslado a un convento para iniciar una nueva vida; allí paso 7 años de servicio hasta que recibió una carta de su madre pidiéndole que deje los hábitos ya que siendo su única hija añoraba verla casada antes de morir.
Curioso era el hecho que este pedido coincidiera con el nombramiento de Thomas como representante de los Lockward y con la necesidad de formar una alianza entre ambas familias; todos ignoraban (hasta los mismos enamorados) que la madre de Eva conocía el amor que compartían los jóvenes. La Duquesa de Lorwill era su nombre y pese a la larga enfermedad que la agobiaba y su débil apariencia, debajo radicaba una astuta mujer y apasionada madre; hacia años que sabía que Eva no deseaba a otro hombre que a Thomas y que prefería vivir sola por siempre antes que compartir su vida con otro hombre; pero en ese tiempo ese amor era imposible. Pero ahora bajo las nuevas circunstancias y la cercanía de su muerte, anhelaba desde el fondo de su corazón que su hija fuera feliz con la persona que amaba.

Bajo estas condiciones se encamino la reunión, con fructíferos resultados para ambas familias. Llegado el momento de firmar el nuevo convenio reafirmando los pactos y alianzas, súbitamente interrumpe la reunión un mensajero, el mas fiel de los siervos de la duquesa de Lorwill con una nota de entrega inmediata a su esposo; Thomas observo confundido semejante interrupción, pero suponiendo la muerte de la duquesa espero respetuoso las palabras de Sir Irwin; mientras Eva, nerviosa y sin aire, esperaba la inevitable noticia de la boca de su padre, pero lo que sucedió luego nadie pudo haberlo previsto.
Pasado varios minutos en silencio, el callado jefe de la familia Rasell, quien yacía pensante y dubitativo en una esquina de la mesa, finalmente levanto los ojos y miro seriamente a Thomas, agarró el papel que estaba por firmar y que garantizaba el acuerdo entre ambos y lo rompió en pedazos. La incertidumbre y confusión teñían los rostros de los presente, Thomas se levanto de su silla indignado y cuando estuvo a punto de abrir la boca para exigir una explicación una mano con gesto de paciencia silencio por completo su voz.
-“Las palabras y promesas que juramos hoy defender no se pueden firmar con tinta en un papel, no se firmaran de esa manera”- dijo Irwin Rasell de manera firme y decidida. Eva no pudo evitar mirarlo con miedo mientras buscaba la mirada del joven Lockward quien, mas firme aun, replicó
-“Entonces parece que no soy digno de su confianza ni la de su familia, creí que Ud era un hombre de honor señor Rasell”-. La tensión en la sala era tal que se podía cortar con un cuchillo, el silencio no duro ya que la respuesta de Irwin no se hizo esperar

-“No hijo, no te has equivocado. Soy un hombre de palabra y bajo ella dicto, de manera regia, mi conducta. He dicho que nuestra alianza no se dictara sobre papel por que se hará mediante un acto, tampoco se firmara con tinta ya que se hará con sangre. He llegado a la siguiente decisión luego de analizar las palabras de mí querida esposa en la presente carta, y hemos convenido que nuestro deseo es que tomes a Eva como tu mujer, así el matrimonio de Uds. dos jóvenes será el símbolo de promesa y unión entre nuestras familias”

Esa noche hubo festejos, carcajadas y felicidad sobre todo, pero una cortina oscura se estaba por cernir sobre el futuro de Thomas y Eva

Retazos desde el otro lado: Introducción

Prólogo

Como dos lados de una moneda, la vida y la muerte se oponen antagónicas de manera extrema. Por momentos se nos reserva uno de sus lados, el que se encuentra descubierto, mientras el otro se oculta entre las sombras hasta el siguiente lanzamiento; momento en el cual nuevamente la vida y muerte girarán en el aire condenándonos caprichosamente al resultado.
Elegí esta analogía para comenzar recordando así a mi hermano de niño y esa costumbre que él tenia de jugar con una moneda arrojándola al aire, recuerdo que en ese tiempo se pasaba toda la tarde en la galería del castillo entre plantas y juegos, cuando finalmente se cansaba de ellos recurría a una pequeña moneda de cobre la cual hacia girar en el aire hasta caer al suelo, momento en que iba a buscarla para ver de que lado caía. Una tarde le pregunté con que razón la arrojaba todo tiempo a todo momento; el simplemente sonrió y dijo algo que jamás olvidare -“Estoy buscando que la moneda caiga de lado, para que así ni cara ni cruz se mantengan arriba”.
Hermano, hoy con tristeza confieso que el destino lanzó mi moneda y ha caído de canto.

En mis tiempos realmente disfrutaba escuchar el sonido del viento, sentirlo como el silencio nacido de mil voces acalladas comunicándose ausencia de palabras; pero ahora estoy en un lugar donde no hay brisa.
Me alegraba la tarde ver esos pequeños rayos de luz que se filtraban por los vídriales del castillo tiñéndose la pared de los colores mas magníficos y sublimes; pero hoy levanto los ojos al cielo no hay sol que brille.
Aunque nada se comparaba con aquellas mañanas en el Bosque Azulmarino, la combinación mágica de colores, los animales correteando por allí y sobretodo ese aire puro y profundo que llenaba mi pecho de frescura y liberaba la mente de cualquier preocupación, allí brotaba la vida. Pero aquí me encuentro prisionero, donde no hay aire que respirar y nada vive realmente, donde el fin solo es otro comienzo.

Mi nombre es Guillian Lockward y aquí comienza mi historia

domingo, 4 de septiembre de 2011

La Ciudad de los Ángeles Caídos: Capitulo 3

La llamada de la noche: Presagios de una tragedia

Mientras tanto al otro lado de la ciudad, bajo la misma blanca luna un coche teñido de amarillo y negro comenzaba a perderse en la zona mas oscura de los suburbios acercando al Cuervo Sangriento a su siguiente objetivo: James Gordon Brown, ex -empleado del ministerio de defensa y momentáneamente única pista para encontrar esos perdidos documentos de contenido desconocido y gran valor. Un silencio algo incomodo se cernía en el coche, uno que a Aléïn no le interesaba romper; mientras el destruido taxi que la trasladaba parecía internarse más y más en los suburbios la cara nerviosa del taxista se volvía mas notable intentando en vano cruzar mirada con su pasajera a través del espejo retrovisor; la atención de la dama ya tenía dueño y se proyectaba por completo en las calles a su lado que, pese al largo tiempo lejos de la ciudad, aun se sentían como en ese lugar manchado de oscuros recovecos y rostros ajenos llamado hogar.
Si existiera algo más bajo y desagradable que las oscura estructuras de cemento que rodean la metrópolis, esta seria la baja zona comercial que nacía allí cerca, una infectada babilonia que mezclaba idiomas, culturas, intereses y dinero; nada allí se consideraba extraño ni propio sino mas o menos al alcance de la billetera .
Ya en cercanías de la zona de caza, los ojos del cuervo lograron distinguir el autoservicio donde se lo vio a “Gordie” hace no muchas horas, ese establecimiento sucio y de bajo nivel no parecía mas que una cortina para camuflar una gran expendedora de droga, como todo a su alrededor. Sin embargo su destino se encontraba unas manzanas mas adelante en unos viejos departamentos manchados de moho y decadencia a los cuales llegaron sin demora; luego de dejarle la paga exacta al chofer este se alejo rápidamente, él sabia que allí era lo mas profundo que podía ingresar sin poner en riesgo su “salud”.
Luego de correr la correa de su gabardina del suelo mugriento, Aléïn Viridar levanto con pesadez sus cansados ojos para observar con mayor claridad el edificio que yacía frente a ella, exactamente 15 pisos, puerta frontal seguramente sellada y escalera de incendio fuera de alcance por detrás; una tarea algo dificultosa sin las herramientas adecuadas pero igualmente el destino parecía esbozarle una leve sonrisa…

Mientras tanto en una derruida habitación de ese mismo edificio, dos personajes comienzan a tener protagonismo

- “¿Y?, cuantos días mas piensas quedar aquí, ¿no te das cuenta que ahuyentas mis clientes?” grito una mujer muy delgada de cabello rojizo y abultado
- “Lo siento Annie, solo eran unos días nada mas. Ya te dije que me buscan y no puedo volver a mi casa y eres lo única persona en quien puedo confiar” - gimoteo un patético ejemplar de hombre llegado a los 40 años, miope, algo calvo y de apariencia poco atlética- “Luego de eso, desapareceré un largo tiempo hasta que la cosa se calme. Pero no importa el lugar donde me encuentre, cercano o lejano, yo siempre te recordare” dijo entre tartamudeos a la ya algo arruinada Annie quien no alejaba su mirada de su celular, concentrada en reprogramar varias citas y trabajos.
- “Si si, muy lindo lo tuyo. Espero que me mandes algo desde allí, algún reloj o colgante caro que me recuerde por que te estoy ayudando ahora”- respondió devolviéndole sus calidas palabras con un mirar frió y burlón por debajo de unos lentes cuadrados
Parecían encontrarse en un desordenado y algo destruido departamento que hacia juego perfectamente con la apariencia de su dueña, Anna Smith. “Bailarina nocturna” era titulo que preferían darle la gente poco refinada que visitaba el club donde trabajaba, “Ramera barata” el sobrenombre por el cual la llamaban sus vecinos y el que mejor le quedaba; Anna era la consecuencia de un sueño roto y una niñez complicada, a sus cortos 30 años la mala vida parecía haber duplicado la edad sobre su piel castigándola como consecuencia de sus actos.
La persona en la otra esquina del departamento era James Gordon Brown, viejo conocido y cliente. Se conocieron hace unos años cuando la señorita Smith le ofreció sus servicios compartiendo su lecho por unos billetes, pero el negocio no salio como ella esperaba ya que para su desgracia fue la primera mujer que conoció íntimamente Gordon y como era de esperar él no pudo diferenciar una noche de pasión de un verdadero amor; esto sumado a que Gordie siempre le pago en termino y al dinero que él le presto en varios momentos termino por generar un cierto afecto (Anna jamás lo admitirá pero siempre le gusto el cariño y delicadeza con que él la trata, a diferencia de sus otros clientes que normalmente les gustaba incluir dentro del paquete palizas nocturnas) . Por ello y más, ella nunca se lo pudo alejar completamente; no obstante tampoco lo dejo acercase lo suficiente a su corazón, Anna no podía darse el lujo de sufrir nuevamente. Por otro lado Gordon mas de una vez le insitio para que deje su trabajo y se mude con él, pero debajo de su frió exterior ella sabia que estaba manchada, que no era mas que otra simple y sucia prostituta del montón. Él se merecía algo mejor.
Volviendo a esa vergüenza de hombre que yacia inquieto en una esquina, parecía estar manteniendo una lucha contra sus miedos más profundos con resultados pocos satisfactorios, debajo sus regordetes brazos oculta un bolso de mano color café mientras sus dedos golpetean nerviosos un anticuado teléfono celular que yace en silencio. Gordie daba impresión de completa lastima, la de un buen y pequeño hombre que había cometido un gran error, el peor de su vida seguramente. Detrás de sus gruesos cristales lejos nadie encontraria unos ojos brillantes llenos de chispa sino muy por el contrario se hallaban dos pupilas opacas carentes de astucia rodeada por varias pequeñas y ramificadas venas nacidas por la falta de sueño; ese era el estado del ex -jefe de la sección delitos informáticos del departamento de defensa, simplemente otro perdedor en esta oscura ciudad.
Por unos minutos ellos se mantuvieron en completo silencio, solo el ruido de las largas uñas de Anna sobre su celular marcaban el paso eterno del tiempo, hasta que súbitamente comienza a sonar ese horrible teléfono que Gordie mantenía entre sus manos. Casi se le salen los ojos de sus orbitas mientras miraba el aparato perplejo y atónito
- “¿Acaso no piensas atender?”- Le pareció escuchar, pero él en ese momento ese encontraba absorto en un silencio sobrenatural que engullo todo sonido en la habitación para solo dejarle ese sonidillo proveniente del aparato sonando una y otra vez, absorbiendo por completo toda su voluntad. Le tomo un tiempo armarse de valor suficiente para finalmente atender el teléfono y aceptar su inevitable destino.- “¿Hola? Si, lo tengo; Ok, en el parque central en dos horas”- esas fueron sus únicas palabras, suficientes para generar un profundo respiro y algo de tranquilidad en su ser. Ese llamado se había retrasado días y con ello cada noche disminuían sus probabilidades de ver el siguiente amanecer, pero ahora al menos tenía un lugar y una hora, finalmente la vida le mostraba un rayo de esperanza.
- “Bien, entonces debo suponer que en unas horas vas a dejar mi departamento y finalmente mi vida. Cuídate ¿Si?”- expresó con cierta dificultad Anna, pero lo que sus pocas palabras ocultaban sus ojos lo confesaban. Las palabras no dichas volaban por el aire tiñendo la habitación de tristeza, hundiéndola en la sombras nuevamente y en la melancolía de su vida sin sentido
- “Así es, entregare este bolso y empezare una nueva vida en algún lugar lejano. Todavía estas a tiempo, ven conm…” Gordie no pudo terminas sus palabras, un estruendo proveniente de la planta baja lo dejo completamente mudo; sin duda algo había salido mal y ahora venían por él.
- “Que-edate-te a-aquí bajare-re a ver que sucede-de”- intento decir el patético hombre, mientras se mantenía de pie a duras penas –“Nno te mue-evas de a-aquí y no dig-gas ni unna palabra. Nno importa-a lo que pa-ase no ba-ajes”- tomó unas llaves de la mesita y caminó hacia la puerta, antes de abrirla no pudo resistirse y giró para ver una ultima vez a su enamorada, pero sus ojos no captaron el presente marchito y abandonado de Anna sino su pasado, ese pasado que conoció solo una vez, solo un momento la primera vez que estuvieron juntos.
Esa maravillosa noche del pasado mientras Anna dormía Gordie no pudo conciliar el sueño, se paso varios minutos contemplándola en silencio y tratando de descubrir que es lo que lo atraía tanto de esa mujer cuando descubrió un pequeño colgante en forma de corazón sobre la mesita de ella, curioso se acerco a observarlo cuando sus torpes dedos chocaron con el adorno abriéndolo en dos, asustado al pensar que lo había roto se sorprendió al descubrir que dentro ocultaba una pequeña foto; en ella Anna era hermosa y simpática, una joven delicada de cabellos brillantes como el fuego y mirada profunda. En ese entonces no tenia mas de 17 años, su rostro inocente y angelical albergaba esperazas en el futuro y era dueña una sonrisa capaz de tapar el mismo sol, en ese instante Gordie se enamoro perdidamente de ella, no del ahora sino del ayer prometiendo al cielo y a las estrellas que haría todo lo posible para devolverle esa hermosa sonrisa a su rostro.

Pero ahora debía alejarse, por el bien de ella. No podía involucrarla, así que esforzándose por contener las lágrimas en sus ojos James
Gordon Brown finalmente se alejo del departamento sabiendo que no podría cumplir su promesa ni la volvería a ver, cerro la puerta con llave y susurró un simple y melancólico –“Adiós”

jueves, 5 de mayo de 2011

La ultima estrella del cielo

La noche, oscura como boca de lobo, amenazaba con engullir toda esperanza de volver a mi hogar junto a mi familia, mis pies torpes tropezaban una y otra vez con rocas y se enredaba con la maleza del maldito bosque. La cacería diurna había nublado mi sentido del tiempo extendiéndose más de lo previsto, las astutas fieras llevaron la persecución hasta el límite pero finalmente di con ellas terminando con sus vidas, ahora mi familia y el ganado se encontrara a salvo de cualquier ataque de coyotes almenos hasta la próxima estación. Inmediatamente luego de comprobar que mis flechas habían finalmente terminado con las fieras, emprendí mí vuelta a casa pero el camino había cambiado durante este tiempo lejos, ahora que se encontraba bañado en sombras y se había vuelto hostil impidiéndome encontrar el camino que me llevaría lejos de ese bosque mortecino. Luego de horas de caminata ya comenzaba a resignarme cuando algo extraño sucedió, me encontraba recostado sobre un tronco grueso y antiguo, seguramente este vio nacer a mis tatarabuelos y vera crecer a mis hijos, con los ojos clavados en la negrura infinita que albergaba ese desesperanzado cielo me encontraba tratando de perder poco a poco la conciencia y acallar mi perturbada mente cuando súbitamente el cielo se ilumino. Las nubes desaparecieron de un instante a otro dejando miles delgados hilos blancos que bañaban la noche de esperanza, caían sin recado perdiéndose entre las tupidas hojas: mi corazón de repente se sintió lleno de energía como si estuviera siendo llamado por esas estrellas y sin pensarlo comencé a perseguir ese efímero espejismo

Mis tobillos y piernas sangraban de tanto correr, a cada instante temía que la oscuridad vuelva y me entierre nuevamente bajo una depresión total pero la magnifica imagen sobre el cielo seguía presente en mi cabeza y me encontraba completamente decidido a encontrar el destino de los astros caídos. A pesar de mi nueva lucidez de tanto correr perdí parcialmente la noción del tiempo en la inmensidad del bosque, no puedo asegurar cuanto fue minutos, horas o talvez noches enteras pero sentí el pasar de una vida entre tanta corrida. Cuando mis hueso se quebraron y el aire se volvió tan denso que me dejo tendido en el suelo gimiendo de dolor, una haz blanquecino baño mi cuerpo restaurando parte de mi vida; una hermosa mujer de cabellos claros tantos como los primeros rayos del alba se encontraba ante mi, su cuerpo bañado por un vestido blanco de seda y sus ojos azules como el mar mas puro le daban la apariencia de una diosa caída del cielo. Sus carnosos labios se abrieron lentamente e intentaron tímidamente emitir palabra

- “Podrías ayudarme, me encuentro perdida” susurro una voz dulce y melódica que ocultaba miedo, sin palabras solo pude mover mi cabeza de arriba abajo. Sus ojos se abrieron de par en par y señalando el cielo continuo –“Debo volver a allá arriba, con mis hermanas pero una malvada bruja nos castigo alejándonos unas de otras. Debo volver al firmamento, mi luz debe guiar a un valiente héroe a su destino y sin mi él no podrá restaurar el balance. Noble joven, ¿ Ud me ayudaría a retomar mi camino?”

- “Señora mía, mi vida esta en sus manos. Disponga de ella como os plazca” respondí pero esas palabras no era mías, nunca las hubiera dicho pero su calor y luz me hacían sentir que podía ser mas de lo que era; que había un mundo mas allá por ser explorado. Me hacian sentir especial

- “Tus palabras me asombran y me entristecen a la vez, no deseo mártires sino compañeros. Solo bajo esa condición aceptare su compañía, esta dispuesto joven..”

- “Sebastián... ese es mi nombre”

Esa noche mi gran aventura comenzó

jueves, 14 de abril de 2011

La Ciudad de los Ángeles Caídos: Capitulo 3

La llamada de la noche: Reencuentro con el pasado

La luna brillaba única y radiante despejando solo por una noche toda sombra sobre la capital maldita, sin preferencias ni distinciones cortaba de raíz la oscuridad más arraigada bañando de pureza los suburbios más profundo; las estrellas en sintonía se unían acompañando a la dama plateada creando alrededor un fino aro de magnifica belleza olvidando ocupar el resto del cielo. Una verdadera noche de poetas y de artistas nacía dentro de otra ya creada
Al otro lado de la ciudad, la urbe aun se resignaba a descansar. Ignorando por completo la belleza regalada en el exterior, la gente se refugiaba en oasis de humo, música y oscuridad marcados con grandes carteles de neón pero mas allá de eso aun había mortales capaces de disfrutar ese cielo de ensueño; no muy lejos un tímido reflejo encuentra finalmente una ser capaz de admirarlo, afuera de un olvidado bar una bella mujer posa sus ojos en ese calido haz de luz para avanzar finalmente con su mirar hacia la magnifica escena
– “Hermosa noche para morir” susurró delicadamente con sus finos labios –“Talvez finalmente sea tu día, galán” expresó volviendo nuevamente su atención hacia la ventana que acechaba. Detrás de los ensombrecidos vidrios se montaba un curioso espectáculo donde el anfitrión, viejo conocido ya, y un antiguo aparato eran los protagonistas.
Las luces parecían apagadas dentro dejando como única fuente de iluminación una vela algo gastada sobre la mesa de pool, se podía observar a Gabriel quien yacía sobre un sillón hablando tranquilamente, tenia su cabeza inclinada apretando entre hombro y oreja el tubo del teléfono mientras dejaba sus manos libres para jugar con el cable enrollándolo al tiempo que sostenía una copa de güisqui con la zurda. Oscilando entre la barra y el sofa término por ponerse de pie para encontrar cómodamente con los ojos el reflejo que le devolvía un espejo de pie en el fondo de la habitación, este le indico no solo lo cómicos de sus gestos al hablar sino también varias arrugas en la fina camisa violeta que vestía.
A pesar de mantener su atención dividida en estas acciones parecía realmente concentrado en la conversación respondiendo fluidamente, dejando a la vista que disfrutaba de esa lejana compañía con la cual intercambiaba varias palabras.
A pesar de su interés la escena poco duro dándose por finalizada con un repentino “Crack” proveniente del teléfono luego de colgarlo de manera poco delicada. El tubo bailo unos instantes aunque el ruido se extendió más de lo previsto antes de caer en su respectivo lugar. Una leve mirada iracunda asomó solo para verse tapa rápidamente por un ápice de culpa en Gabriel al recordar cuanto costo conseguir un teléfono clásico de los años veinte hoy en día, entre susurros y sorbos el alcohol comenzó a distenderse hasta lograr ser el locutor de un extenso monólogo entre él y su preciado aparato color mate
– “Palabras mas palabras menos, parece que hoy no se encontraba de humor la señorita Aléïn” - respondió a si mismo mientras parecía dar vueltas sobre su hipotesis durante el tiempo que alcanzo a devolver a su lugar original el viejo teléfono
“Lo siento amigo, pero hoy no es el día perfecto para una reliquia del pasado exclamo sin animo al otro lado de la barra pero su interlocutor parecía no responderle – “Tu sabes, me retire en mis años dorados, fui el mejor de este siglo un mito hecho realidad, aun añoro esas épocas“ pero no encontró las palabras de consuelo que buscaba, parecía estar lo suficientemente ebrio y deprimido para olvidar que se dirigía al teléfono
La situación se extendió un largo periodo de tiempo, digamos Botella y media después el joven finalmente se sintió aliviado luego de compartir con lujos de detalles antiguas anécdotas con su oscuro nuevo oyente; ya algo exhausto se recostó en un cómodo sillón no sin antes servirse otra copa, esta vez llevaba algo de ron, limón y lo había cortado con el contenido de una botella de etiqueta ya olvidada dando así un liquido de exquisito aroma y extraño color; “Dulces sueños” podría haberse llamado ese trago ya que borro de su cabeza toda ideas relajándolo por completo, luego de unos cuantos minutos se encontró cobijado en un profundo y renovador sueño pero para su mala fortuna éste no duro tanto como hubiera querido.

Hora mas tarde
Un delicado y súbito estallido lo eyecto sin escalas a la realidad, todo era mas que confuso, parecía encontrarse en su bar pero nada podía ver ya que los vidrios sucios repelían parte de la luz dejando a la oscuridad como dueña de la sala, mientras el sonido solo se limitaba al transito nocturno por las calles cercanas, el cual por cierto se potenciaba por mil en su cabeza. Bajo sus pies yacía su copa vacía y rota por culpa del sueño, 3:47 Am indicaba su reloj señalándole el tiempo que había caído dormido y mostrándole con un minúsculo reflejo en su vidrio a una silueta a pocos pasos.
– “Si existe algo que no desprecio de ti es tu instinto, no importa en el estado que estés él siempre aparece en el momento oportuno para indicarte peligro” – ante las palabras Gabriel giro rápidamente (movimiento que causo un leve mareo en su cuerpo) mientras intentaba torpemente desabrochar su arma del tobillo y corría el seguro- “No se que pretendes con eso pero sabes que no funcionara conmigo” respondió una mujer oculta en la penumbra
Gabriel se tomo unos segundos para analizar las palabras y su siguiente acción; su cuerpo, el cual le gritaba peligro hasta hace segundos, ahora se veía subyugado ante la ese tono de voz extremadamente seguro y un tanto seductor que sonaba extrañamente familiar. Segundos en silencio pasaron hasta que las sospechas se confirmaron cuando ella saco lentamente su encendedor a bencina para prender un cigarrillo, ahí a la débil y amarillenta luz pudo distinguir a la mujer que le había quitado el sueño en el pasado.
- Qué tanto pensar, Cariño, ¿Acaso te has olvidado de mí en estos años?
Ella era la dueña una voz sensual y atrapante que en otros tiempos lo arrastraba a la fantasía; sabía que no podía hacer nada contra esa musa asi entonces guardo su arma y se situó nuevamente cómodo en su asiento, trago de promedio respondió:
– “Bienvenida a mi humilde hogar Selene, Vamos acércate, tomemos algo para rememorar los viejos tiempos. Con confianza”- anuncio despreocupadamente el joven con ese tono tan particular que lo hacia difícil de rechazar.
Desde la sombras emergió sin previo avis una elegante dama quien se acerco a la vela ya apagada para brindarle nuevamente luz a la habitación, la oscuridad que comenzó a menguar abrazo dulcemente a Selene; Su hermosa piel morena se mantenía oculta bajo un pantalón de vestir oscuro y una camisa blanca remangada cuales marcaban sutilmente su delicado cuerpo mientras sus ojos oscuros y exóticos se encargaban de barrer orgullosos todo a su paso. Ella era dueña de un mirar completamente cautivante y desafiante a la vez, eso junto con su cabello azabache graciosamente recogido sobre su hombro devolvieron un recuerdo perdido y olvidado en la piel de Gabriel
Volviendo a la propuesta la joven se limito a decir – “Acepto, Sr. ¿Por que no? la clausula“No puedo matar a quien amé una noche” me proteje… que conveniente. Hace ya unos años que me confesaste esas palabras y en ese momento casi te cuesta la vida, me siento aliviada sabiendo que no has superado ese problema. Deberías ver a un psicólogo, me sorprende que te hayas mantenido con vida tanto tiempo arrastrando esa estupida afeccíon… en fin donde era que guardabas esa botella…”- expreso mientras mientras buscaba dos copas y un licor amarillento escondido en la barra.
Como un espejismo o una ilusión difícil de creer, a los ojos de Gabriel ella seguía brillando con la misma intensidad que la primera vez que la conoció, conservaba inmutable esa llama bajo su piel capaz de incinerar todo a su alrededor o dejarlo cautivo de una fantasía por siempre.
Sin prisa Selene se acerco donde se encontraba el caballero, cedió una copa al anfitrión para luego terminar sentada en un sillón contiguo
–“ Por que brindamos hoy?” preguntó Selene
– “Tu dime, es mi ultima noche?” respondió decidido Gabriel mientras clavaba sus mirar en el de ella
– “No Querido, a menos que no te encuentres de humor para hablar”
– “Entonces brindemos por nuestro pasado, el cual fue especial por poco que haya durado, en cuanto a lo de charlar cómodamente accedo con gusto”
– “Elijes bien tus palabras, pero debo corregir lo de charlar por intercambiar información. Te recuerdo que ahora soy tu enemiga y si te quisiera muerto ya lo estarías” le confeso, con ese tono desafiante y sincero que bañaba cada una de sus palabras, estas dieron de lleno sobre el rostro de Gabriel generando una mueca de desagrado en el rostro de joven; dándose cuenta del daño que le había generado y considerando el aprecio que aun sentía, Selene se levanto lentamente acercándose mas a él al tiempo que pasaba su brazo detrás del cuerpo de su antiguo amante mientras le susurraba de manera algo infantil
– “Lo siento, no quise ser tan dura contigo. Déjame reconfortarte” segundos después se encontraban abrazados, Selene se había dejado caer graciosamente sobre el sillón donde yacía Gabriel rodeando al apuesto caballero con sus delicados brazos mientras apoyaba la cabeza sobre su pecho, él no pudo rechazar el contacto y como acostumbraba en el pasado la envolvió con sus brazos fuertemente como si temiera que desaparezca de momento a otro
Sus mentes viajaron a un lugar lejano, un lugar enterrado en sus corazones en el cual surgían recuerdos casi olvidados mientras revivían profundos sentimiento encontrados entre ambos, ella pudo ver como si fuera ayer al elegante joven que había conocido hace años y del cual se había enamorado, quien la protegía frente a todo mal (y sobretodo de ella misma) sin importar que; en sintonía Gabriel sintió a la chiquilla rebelde y caprichosa que alegraba sus días mas grises con una mera sonrisa.

Ambos eran concientes que mientras mas prolongase esa situación mas dolor generaría pero olvidando cualquier razón así permanecieron largos minutos que, luego de tantos años alejados, parecieron demasiado cortos
– “¿Por que sigues trabajando para el gremio a pesar de todo lo que hacen?”- Pregunto el dolido hombre, rompiendo bruscamente esa onírica fantasía en la que flotaban , Ella reuniendo el valor necesario para responder se tomo unos segundos
– “Ellos tienen a mi hermano” dijo, sus manos se entrelazaron con las de Gabriel quien clavo su una mirada condescendiente sobre los tristes ojos de Selene –“Sino llego a contradecir alguna orden… tu sabes que le podría llegar a pasar”
Con un gesto protector la abrazo como en el pasado, con fuerza y seguridad tratando de brindarle una falsa seguridad que la consuele de de momento. El dolor de ella le partía el corazón y no hacia más que llenarlo de dudas así que antes de morir ahogado en ellas menciono esas simples palabras que se había cuestionado desde el mismo momento que la vio hoy y habían costaron demasiado en salir a la luz hasta el momento
– “¿A que has venido Selene?” preguntó aunque a estas alturas ya había imaginado la respuesta. Ella, forzando su tono emitio una voz tan firme como la ultima capa de hielo que resiste a la primavera – “Mi misión es acabar con Aléïn Varaléïn Viridar alias Cuervo sangriento, dime donde esta”.
Gabriel sin poder responder al pedido solo pudo susurrar de manera amarga –“Ohhh diosa caprichosa ¿Por que siempre mis castigos llegan con forma de mujer?”